Una palabra es hoy referente para la mayor parte de los profesionales de la salud: valor generado con nuestra prestación sanitaria, y si ésta es merecedora del precio pagada por ella. La industria farmacéutica, las compañías de seguros, los centros de medicina privada, los profesionales de la sanidad pública, o las amas de casa que gestionan la salud de la familia: todos ellos están, o deberían estar, revisando el significado del término valor en su contraprestación sanitaria. A pena de contradecir a Oscar Wilde («los economistas son personas que comprenden el precio de todo y el valor de nada»), proponemos comprender un poco más el significado del concepto valor del servicio sanitario.
La detección de un nuevo órgano en un mínimo del 70% de los seres humanos está siendo analizada por investigadores, empresarios y médicos. Hablamos de un pequeño dispositivo surgido en la palma de la mano, que permite a sus propietarios registrar, analizar y enviar información, y será clave en el desarrollo de los servicios de salud en el próximo decenio. También recibe el nombre de smartphone, y puede suponer una revolución en la prestación sanitaria actual basada en un consultorio y unos horarios inamovibles.
El Stanford Hospital está siendo remodelado con un proyecto del prestigioso arquitecto uruguayo, afincado en New York, Rafael Viñoly. Los habituales socios financian el proyecto, pero adicionalmente destaca una colaboración revolucionaria desde el marketing: Apple Inc. aporta su know how empresarial, específicamente en áreas donde es referente mundial. Aporta a Ron Johnson como uno de los creadores de las Apple Store y sus Genius Bar, y ayuda a construir un centro sanitario donde se reduzca al máximo la percepción de intimidación para el paciente. El objetivo último, como explica el CEO de Stanford Hospitals Dan Rubin, es conseguir finalmente cambiar la cara a los servicios de salud. Todo ello ha llevado a las redes sociales una reflexión sobre cobranding o asociación de dos marcas: podemos estar ante el futuro Stanford Apple Hospital Center. ¿Adónde llegaremos en las marcas a utilizar?
Al visitar a mi doctora, una excepcional profesional sanitaria, mi contacto con ella se limita a unos siete minutos: saludo inicial, ambiente tenso de respeto, escucha, despedida instantánea para cumplir su agenda. Con quién realmente contacto es con el resto del equipo: reservar, esperar, preparación en box, pedir hora, y ampliación detallada del diagnóstico y medicación. Todos estos contactos son los que denominamos en marketing los puntos de contacto, los momentos de la verdad, en los que un paciente sin formación médica realmente intenta evaluar el valor del servicio recibido.