Pedí su historia y ponía: "TA 160/80 Hoy en la cárcel desvanecimiento, probable ictus. Fluidoterapia. Ingreso."
No pude o mejor no quise localizar al interno de guardia de esa noche pero expuse esta historia en sesión clínica como conducta "deficiente" en un servicio de urgencias. El autor debía estar entre los asistentes a dicha sesión e insistí en la responsabilidad del médico encargado del servicio de urgencias de examinar rutinariamente los informes de los residentes ya que están obligados a registrar con detalles los datos recogidos de la anamnesis, los hallazgos físicos, la medicación y otras disposiciones. Finalmente insistí, aclarando que no pensaba que ese fuera el motivo, pero que una de las principales causas de error en la práctica de urgencias es la tendencia a no prestar el debido cuidado a sujetos que están en situación de rechazo social. El médico debe examinar y tratar en forma adecuada a todos los enfermos, vengan de la cárcel o de un convento. Si el enfermo hubiera sido un familiar seguro que no hubiera aceptado el trato superficial indicado por este condensado protocolo. Hubo un silencio y el autor se delató defendiéndose con la excusa de que esa noche había mucho trabajo, a lo cual contesté que si había mucho trabajo lo importante era priorizar la urgencia y hacerlo bien. Tras una acalorada discusión, el director médico tuvo en cuenta la presión a la que estaban trabajando los médicos de urgencias pero no aumentó la plantilla ¡Claro!
Comentario del recopilador: Lo del director médico acontece a menudo...
Extraído de: Algunos errores médicos propios y ajenos para aprender y meditar. Recopilador: M. Blasco Valle. Editado por GOPAr Grupo de Osteoporosis Aragón. Zaragoza