Los autores del artículo que aquí se comenta parten de la idea de que el lactato constituye un biomarcador importante en los pacientes con sepsis. Su producción es reflejo de procesos celulares y su aumento es una consecuencia, entre otras causas, de la hipoperfusión de los tejidos. Así, se espera que los pacientes que tengan hipotensión y/o disfunción cardiaca presenten igualmente hiperlactatemia.
El objetivo que se fijaron Londoño et al. fue el determinar la utilidad del lactato como factor pronóstico de mortalidad a los 28 días en pacientes admitidos en el servicio de urgencias con diagnóstico clínico de sepsis y sin criterios hemodinámicos de shock séptico. Los autores realizaron un análisis secundario del estudio «La epidemiología de la sepsis en Colombia», una cohorte prospectiva de pacientes atendidos en 10 hospitales generales de cuatro ciudades colombianas. Se incluyeron en este análisis los pacientes sin hipotensión, con disponibilidad de lactato y admitidos con infecciones adquiridas en la comunidad confirmadas según los criterios de los Centers for Disease Control and Prevention. Los autores realizaron una regresión logística controlando la edad, el sexo, las comorbilidades y la puntuación de gravedad; incluyeron a 961 pacientes, con una edad media (DE) de 57,2 (21,0) años, el 54,2% mujeres.
La puntuación SOFA (Sequential Organ Failure Assessment) promedio fue de 3,0 (2,3), y la APACHE (Acute Physiologic and Chronic Health Evaluation) de 11,1 (6,4). Los autores pudieron observar un buen ajuste al modelo lineal entre el lactato y el riesgo de muerte; por otro lado, y en relación con los factores de confusión, el lactato igualmente se asoció de manera significativa con la mortalidad (odds ratio: 1,16; intervalo de confianza del 95%: 1,02-1,33).
Los datos del presente estudio indican que, en los pacientes que ingresan en urgencias con infección y sin hipotensión, el valor del lactato se asocia de forma independiente y significativa con la mortalidad a los 28 días. Además, existe una relación lineal entre los niveles de este biomarcador y la mortalidad, lo que sugiere que incluso valores que han sido considerados como «normales» pueden relacionarse desfavorablemente con el desenlace.
Los autores compararon las características clínicas de los pacientes en quienes se había solicitado la prueba del lactato con las de aquellos que no contaban con ella, y no encontraron diferencias importantes entre los criterios de gravedad o en relación con otras comorbilidades. Es más: la mortalidad fue menor en los pacientes con medición de lactato disponible, lo que sugiere que la solicitud de esta prueba aparentemente no estuvo influida por la percepción del médico acerca de la gravedad del paciente.
La conclusión del estudio es que el valor del lactato se asocia de forma independiente y significativa con la mortalidad a los 28 días entre los pacientes con infección que acuden al servicio de urgencias sin hipotensión. Además, la mortalidad se incrementa de manera casi lineal con los valores de lactato sérico, lo que sugiere que incluso unos valores dentro del rango normal pueden asociarse a desenlaces adversos.
Londoño J, León A, Rodríguez F, Barrera L, Rosa G, Dennis R, et al. Lactato sérico en urgencias como factor pronóstico en pacientes con sepsis sin hipotensión. Rev Med Clin (Barc). 2013; 141: 246-251.