El desarrollo de tratamientos biológicos, entre los que los agentes antifactor de necrosis tumoral alfa (anti-FNT-α) constituyen el escalón fundamental, ha supuesto un cambio absoluto en cuanto al tratamiento y pronóstico de muchas enfermedades reumáticas.
Como cualquier tratamiento, no están libres de efectos adversos, entre los que cabe destacar el posible aumento de infecciones graves y de enfermedades neoplásicas. Hay que considerar que en muchas de estas enfermedades existe una disfunción del sistema inmune, que implica per se un aumento del riesgo de estos efectos adversos; además, los tratamientos convencionales, como los corticoides o el metotrexato, también conllevan un aumento en el riesgo de infecciones.
Entre estos agentes e indicaciones, los autores del trabajo comentado estudian los efectos secundarios que aparecen a largo plazo en pacientes con artritis reumatoide tratados con adalimumab. Para ello, estudiaron los datos de 28 ensayos clínicos aleatorizados, que incluían en total 15.132 pacientes, y de una cohorte: el registro de mujeres embarazadas con artritis reumatoide expuestas a adalimumab, llevado a cabo por la Organización de Especialistas en Teratología (OTIS). Realizaron una valoración de 24.810 pacientes-año. Los datos proceden de estudios llevados a cabo entre el 1 de febrero de 2004 y el 5 de noviembre de 2013.
Los autores comentan que las enfermedades infecciosas graves aparecieron con una incidencia de 4,7 casos por cada 100 pacientes-año (0,3 casos de tuberculosis por cada 100 pacientes-año), registraron 2 casos de reactivación de hepatitis B, e igualmente observaron episodios de gripe en el 5% de los pacientes vacunados y en el 14% de los no vacunados. La incidencia de herpes-zóster fue de 19 casos (menos de 0,1/100 pacientes-año).
No encontraron diferencias en cuanto a la alteración de parámetros de laboratorio entre los pacientes tratados con adalimumab y metotrexato y los tratados exclusivamente con metotrexato. Los pacientes tratados con adalimumab presentaron menores tasas de anemia durante el tratamiento.
Tampoco encontraron diferencias en el riesgo de presentar malformaciones fetales o abortos espontáneos entre las mujeres tratadas con adalimumab, en relación con las pacientes con artritis reumatoide no expuestas a adalimumab y las mujeres sanas.
Dado que estos efectos secundarios son posibles, debemos tener en cuenta que antes de iniciar el tratamiento con anti-FNT se debe realizar un cribado en los pacientes con el fin de descartar enfermedades que pudieran agravarse con el tratamiento. En estos pacientes se recomienda que se intensifiquen los programas de cribado oncológico y los de prevención de infecciones (además de insistir en la adopción de medidas generales, como el abandono del hábito tabáquico).
Teniendo en cuenta este sesgo, resultado de una buena práctica en respuesta a los datos iniciales de seguridad de los anti-FNT, las tasas de infecciones graves o de infecciones oportunistas no difieren entre los pacientes con artritis reumatoide en tratamiento con adalimumab y los pacientes con tratamientos no biológicos. La conveniencia de administrar la vacuna antivaricela-zóster antes de iniciar el tratamiento con anti-FNT seguiría siendo controvertida.
Aunque en la ficha técnica de estos productos se recomienda evitar el embarazo durante su administración, los datos procedentes de los trabajos como el actualmente comentado apoyan la seguridad de estos tratamientos en mujeres gestantes si son necesarios.