La gran población de adultos jóvenes con diabetes mellitus (DM) es preocupante. En primer lugar, la alta prevalencia de DM en edades jóvenes aumenta el riesgo de hiperglucemia crónica y, por tanto, el riesgo cardiovascular, renal y otras complicaciones de la DM de por vida, reduciendo la esperanza de vida en los pacientes más jóvenes. Por otra parte, estos pacientes pueden ser menos propensos a conocer los efectos perjudiciales de la DM tipo 2 o del riesgo cardiovascular, a veces no aceptan la enfermedad y, en ocasiones, no realizan una gestión adecuada de su patología. De hecho, se han podido constatar descensos en la tasa de mortalidad de todos los grupos de edad de pacientes diabéticos, excepto en adultos de 20-44 años, lo que sugiere una atención médica subóptima y un peor manejo de los factores de riesgo menor en este grupo de edad.
Cada vez hay más pruebas de que la fisiopatología de la DM, en particular la de tipo 2, diagnosticada durante la adolescencia o la edad adulta joven, presenta un inicio más rápido de la enfermedad, tal como demuestra la disminución más rápida de las células β entre los adolescentes en comparación con los adultos mayores con diagnóstico de DM. A pesar de la relativamente corta duración de la DM, se observaron complicaciones y enfermedades cardiovasculares en adolescentes y adultos jóvenes con DM.
Los autores del presente artículo evalúan, a partir de los datos de la Encuesta Nacional del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), la distribución de la demografía y los factores de riesgo cardiometabólicos, así como las conductas adquiridas entre los adultos jóvenes de 18-44 años y los adultos mayores de 45 años con y sin DM. También comparan las diferencias absolutas y relativas en los factores de riesgo cardiometabólicos entre adultos jóvenes y adultos mayores con DM, para comprender si éstos y la prevalencia de la enfermedad pueden diferir entre la población adulta joven y en qué medida.
Los autores recaban información de casi 24.000 participantes de ≥18 años de edad de la Encuesta Nacional del NHANES desde 2007 a 2016: 11.000 adultos jóvenes (18-44 años) y casi 13.000 adultos mayores (≥45 años). Definen la DM en pacientes con determinaciones de hemoglobina glucosilada (HbA1c) ≥6,5%, e incluyen otros parámetros, como la presión arterial, los lípidos en suero, el índice de masa corporal, los hábitos alimenticios saludables, la actividad física y la exposición al humo de tabaco.
Tras los resultados obtenidos, los autores pueden constatar que los pacientes diabéticos en ambos grupos de edad tenían niveles más altos de obesidad, hipertensión y dislipemia que los no diabéticos, y niveles más bajos en hábitos alimenticios saludables o en la realización de actividad física; sin embargo, comprueban que los diabéticos jóvenes presentaban cifras de colesterol y de obesidad más elevadas que los pacientes diabéticos de mayor edad. Los niveles de lípidos fueron 9,6 puntos más altos (intervalo de confianza [IC] del 95%: 4,6-6,45), y la obesidad 37,3 puntos más altos (IC del 95%: 31,8-42,7) entre los jóvenes diabéticos y los jóvenes no diabéticos, desproporción no observable entre adultos diabéticos y adultos no diabéticos.
Tras analizar la situación, los autores comentan que los adultos jóvenes con DM presentan un perfil de riesgo cardiometabólico peor que los jóvenes no diabéticos, además de unas cifras de HbA1c (≥9%) bastante más elevadas que los adultos diabéticos.
Estos hallazgos, según los autores, son un problema de salud pública, ya que la DM que comienza en la juventud o en la edad adulta implicará posteriormente una gran carga sanitaria, que afectará a las tasas de morbilidad y mortalidad y a la calidad de vida, así como un aumento del gasto público en el sistema de salud.