Durante las últimas décadas, la maternidad se ha ido retrasando por diversos motivos, ya sean laborales, económicos o socioculturales; de hecho, y según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 1976 las mujeres españolas tenían una media de edad de 24,9 años en el momento de tener su primer hijo, mientras que en 2015 esa edad se había incrementado hasta los 30,68 años. Está claramente establecida la asociación entre la aneuploidía fetal y la disminución de la fertilidad a una edad materna avanzada, pero en la bibliografía existen datos contradictorios sobre los diferentes efectos adversos maternos y perinatales en las gestantes de más edad.
En este sentido, los autores del estudio comentado plantean como objetivo comparar si un grupo de gestantes de mayor edad presenta una tasa superior de efectos adversos obstétricos y perinatales que otro grupo de embarazadas más jóvenes.
Los autores realizan un estudio de cohortes retrospectivo de embarazos registrados en la región de Murcia (Hospital de Cartagena). Compararon a un grupo de mujeres de 40-45 años de edad con otro compuesto por mujeres de 30-35 años, a quienes realizaron un seguimiento del embarazo durante el año 2016 y recabaron toda la información de las historias clínicas.
Los autores pudieron obtener información de 468 pacientes (234 embarazadas de cada grupo), y constataron de forma estadísticamente significativa que en el grupo de mujeres de 40-45 años de edad había un riesgo 2,56 veces mayor de desarrollar diabetes gestacional, 2,23 veces mayor de presentar un parto prematuro, 13,70 veces mayor de presentar sangrado uterino y 2,02 veces mayor de un posible ingreso en la unidad de cuidados intensivos (UCI) del recién nacido, así como un mayor riesgo de cesáreas y de retraso del crecimiento intrauterino, aunque estos resultados no eran estadísticamente significativos.
Los autores concluyen que la edad materna avanzada es un factor de riesgo para determinadas complicaciones médicas y obstétricas durante el embarazo, como la prematuridad, la diabetes gestacional, la aparición de posibles hemorragias o la necesidad de ingreso en la UCI del neonato. Igualmente, consideran muy importante la aplicación de medidas más estrictas durante el seguimiento del embarazo, para intentar reducir la morbilidad materna y perinatal, así como la mortalidad en las mujeres embarazadas de mayor edad.
Bueno MM, López A, Martínez J, García O, Jódar MA, López R, et al. Gestantes de edad avanzada y resultados obstétricos y perinatales. Rev Prog Obstet Ginecol. 2018; 61(3): 246-250.