Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son fármacos con una estructura química heterogénea que comparten actividad antipirética, antiinflamatoria y analgésica gracias a su capacidad para inhibir las enzimas ciclooxigenasas (COX), que intervienen en la síntesis de prostaglandinas, tromboxanos y leucotrienos; son la piedra angular en el tratamiento del dolor y la inflamación en los pacientes principalmente reumáticos.
Los AINE constituyen un grupo de medicamentos muy utilizado; en nuestro país, su consumo ha aumentado un 26,5% entre los años 2000 y 2012 (se ha pasado de 38,7 dosis por mil habitantes y día a 49).
Si bien su gastrotoxicidad y su nefrotoxicidad se conocen desde hace años, su seguridad cardiovascular sigue siendo motivo de controversia desde la introducción de los inhibidores selectivos de la COX-2. La implicación de la selectividad hacia la COX-2 en el riesgo cardiovascular parece debida a un desequilibrio entre la producción de prostaciclina y de tromboxano, siendo el exceso de este último el responsable del incremento del riesgo trombótico.
Los inhibidores selectivos de la COX-2, y en menor medida los AINE no selectivos, se han asociado en estudios aleatorizados y observacionales a eventos cardiovasculares como el infarto de miocardio, los accidentes cerebrovasculares y la insuficiencia cardiaca. Aunque el paro cardiaco como episodio cardiovascular extremo está estrechamente relacionado con la enfermedad isquémica y la morbilidad cardiovascular, hasta la fecha la asociación entre los AINE y el paro cardiaco nunca se ha investigado.
Esta premisa llevó a Sondergaard et al. a realizar un estudio de casos y controles de tiempo (método farmacoepidemiológico diseñado para evaluar exposiciones breves con efectos agudos) con los datos disponibles de registros nacionales daneses para investigar la posible vinculación entre el uso de AINE y el riesgo de paro cardiaco extrahospitalario (PCEH) durante el periodo 2001-2010. El riesgo de paro cardiaco asociado al empleo de AINE se analizó mediante regresión logística condicional en los modelos de casos y de control de tiempo de búsqueda de cuatro controles de sexo y edad para cada caso para analizar la variación en la utilización de fármacos con el tiempo.
Se analizaron 28.947 pacientes que habían sufrido un PCEH, de los que 3.376 (11,7%) habían sido tratados con un AINE hasta 30 días antes de presentar el paro cardiaco. El ibuprofeno y el diclofenaco fueron los AINE más utilizados, que representaban el 51 y el 21,8% de uso del total de AINE, respectivamente.
El empleo de diclofenaco (odds ratio de 1,5) e ibuprofeno (odds ratio de 1,31) se relacionó con un riesgo significativamente superior de PCEH. Por el contrario, el uso de naproxeno, celecoxib y rofecoxib no se asoció de forma estadísticamente significativa a un mayor riesgo de paro cardiaco. Asimismo, el uso de AINE no selectivos como ibuprofeno y diclofenaco se asociaba a pacientes de menor edad, de sexo masculino y con menor prevalencia de insuficiencia cardiaca y arritmias cardiacas en comparación con los usuarios de los inhibidores selectivos de la COX-2.
Los resultados del estudio apoyan la evidencia acumulada durante los últimos años sobre la existencia de un perfil de riesgo cardiovascular desfavorable asociado al uso de AINE no selectivos (los más utilizados por la población general). En ese sentido, cabe equilibrar la balanza del riesgo-beneficio en el uso tan extendido entre nuestra población de este tipo de fármacos.