La insuficiencia cardíaca congestiva no es realmente una enfermedad, sino un síndrome cuyos signos y síntomas reflejan una gran variedad de modificaciones fisiopatológicas subyacentes. Representa la primera causa de ingreso hospitalario en los pacientes ancianos siendo responsable asimismo de más de 20.000 fallecimientos al año, representando un 5% de la mortalidad total y un 15% de la de origen cardiovascular. Desde un punto de vista etiopatogénico, hay que destacar como causas más frecuentes la miocardiopatía congestiva, el infarto agudo de miocardio, la hipertensión arterial y las valvulopatías. Se calcula que entre un 20 y un 70% de los pacientes con insuficiencia cardiaca presentan déficit de hierro. La ferropenia se asocia o no al desarrollo de anemia en función de su gravedad. Se postula que la anemia aparece en estos pacientes por un déficit en la absorción del hierro de la dieta o por una mala síntesis de hemoglobina en relación con la cronicidad de la enfermedad. En otro orden de cosas se sabe que el déficit de hierro empeora los síntomas de la insuficiencia cardíaca, estableciéndose de este modo un círculo vicioso.
Varios estudios han demostrado que los aportes de hierro intravenoso mejoran la calidad de vida de los pacientes con insuficiencia cardiaca y anemia o ferropenia: aumentan su capacidad de ejercicio y disminuyen de forma significativa el número de reingresos. En este sentido, cardiólogos del Hospital Clínico Universitario de Valencia y del Instituto de Investigación Sanitaria (Incliva) han establecido que los niveles de hierro en los pacientes con insuficiencia cardíaca tras un episodio de descompensación aguda determinarían su evolución y, en particular, sus posibilidades de un reingreso precoz tras el alta hospitalaria.
Para llegar a la mencionada conclusión se analizó un grupo de 626 pacientes con insuficiencia cardíaca aguda, de edad media 74 ± 10,4 años, 48% mujeres y un 52% con una fracción de eyección del ventrículo izquierdo superior al 50%. Los análisis demostraron que tres cuartas partes de ellos (74%) tenían un déficit de hierro (establecido como ferritina inferior a 100 μgr/L y saturación de la transferrina inferior al 20%) y, lo que fue más llamativo, aquellos con un déficit absoluto de hierro reingresaban demostraron tener un incremento significativo del riesgo de reingreso 30 días después del alta hospitalaria. De este modo, la ferropenia podría llegar a convertirse en una diana terapéutica primordial en pacientes con un episodio reciente de insuficiencia cardíaca aguda. De hecho alguna editorial cardiológica ha llegado a plantear si la corrección de la ferropenia debería ser previa al tratamiento estándar de la propia enfermedad.