El avance científico y tecnológico en Medicina en las tres últimas décadas ha sido espectacular, especialmente en las Unidades de Asistencia Neonatal, con una clara mejoría en la supervivencia y calidad de vida de los pacientes. Paralelamente, sin embargo, la atención a las necesidades humanas y emocionales de los pacientes, de sus familias y de los profesionales que trabajan en dichas unidades han quedado en muchos casos relegadas a un segundo plano, por detrás de los progresos técnicos.