Los defectos generados en el cartílago articular de la rodilla tienden a evolucionar, con el tiempo, hacía procesos de osteoartritis degenerativos los cuales son normalmente tratados mediante la sustitución total de la articulación por una prótesis artificial, según la Sociedad Española de Reumatología. «Este tipo de tratamiento se aplica satisfactoriamente en pacientes mayores de 60 años, donde la duración limitada de las prótesis no constituye un serio hándicap para la calidad de vida del afectado. En pacientes jóvenes, por el contrario, este tipo de defectos deben ser solucionados antes de que se generen patologías más severas», ha asegurado Guillén.
Una técnica con excelentes resultados
En los implantes de condrocitos autólogos se utiliza el cartílago sano del paciente para reparar el daño traumático del cartílago articular, permitiendo una mejora sustancial de la movilidad y reduciendo por tanto el dolor. Este tipo de tratamiento está basado en el aislamiento de condrocitos sanos a partir de una biopsia de cartílago tomada de una zona de no carga, que posteriormente se cultivan en el laboratorio.
Finalmente, a través de una intervención quirúrgica se cubre el defecto condral u osteocondral con periostio (una membrana de tejido conectivo que cubre el hueso), extraído de la tibia y se suturan los bordes al cartílago. Por último se introduce el cultivo de condrocitos por debajo del periostio. Se ha comprobado que este método es inocuo y eficaz y los últimos casos se han llegado a hacer por vía artroscópica, con excelentes resultados, pues en el 85-90% de los casos se restaura la articulación.
En opinión de Guillén, esta técnica se puede aplicar desde los 14 a los 55 años, más tarde obligaría a un cultivo con muchos pases y las células podrían ser «viejas». «La célula al dividirse consume tiempo y, por eso, limita la edad de implantación. Sin embargo, no preocupa la extensión y la profundidad en la lesión porque se corrige con injerto óseo», ha puntualizado.