Los datos este trabajo, enmarcado dentro de un estudio multicéntrico -ÁRTICO- que evalúa posibles marcadores de recurrencia en ictus y en el que han colaborado cerca de 50 hospitales de España, se han publicado en el número de noviembre de la revista Stroke. Las conclusiones de este estudio pueden tener importantes repercusiones para la salud pública de acuerdo con las cifras de recurrencia, ya que las secuelas del ictus suponen un elevado coste personal, social y sanitario y el porcentaje de pacientes que vuelve a sufrir un nuevo episodio durante el primer año es del 7% llegando a cifras cercanas al 15% anual, si se suman los episodios cardiovasculares y la muerte, como concluye este estudio.
En el estudio se comparó un indicador conocido y fiable del pronóstico, el grado de estrechamiento de la arteria carótida (estenosis carotídea), con el grueso de las capas internas de la arteria (espesor de las capas íntima y media), en un colectivo de enfermos que ya había sufrido un ictus. Una estenosis de la carótida superior al 50% se considera un indicador de riesgo de un nuevo episodio de ictus.
Todas las últimas aportaciones en el estudio de estenosis carótidas en el ictus o incluso en otros problemas cardiovasculares apuntan en la misma dirección: la presencia de placas en el interior de las arterias carótidas tiene un papel clave y bien conocido a la hora de producirse un accidente vascular y aumentan la posibilidad de un nuevo episodio de ictus, de infarto o de muerte en las personas que ya han sufrido un ictus y que presentan placas en sus carótidas. Asimismo, todos los datos preliminares de estudios recientes internacionales que se están llevando a cabo aportan, en cada nuevo hallazgo, más evidencia científica de la importancia de valorar el grado de esta estenosis para hacer un adecuado abordaje de la prevención (primaria y secundaria) de esta patología y los pacientes de riesgo.
«La novedad del estudio ÁRTICO es que no sólo complementa otros estudios recientes sino que, en este caso, supone una herramienta de gran valor al tratarse de un indicador que anticipa la presencia de esta estenosis y que permite, por tanto, identificar pacientes de alto riesgo en ausencia de estenosis carotídea», explica Jaume Roquer jefe del servicio de neurología del Hospital del Mar y responsable del estudio. «Este estudio ha demostrado que pacientes que tenían pocas placas en las carótidas o no tenían, pero que presentaban como anomalía ecocardiográfica el engrosamiento de la capa íntima-media, también tenían un riesgo más elevado de recurrencias cardiovasculares o muerte». Si bien este engrosamiento de la pared arterial se había considerado hasta ahora un rasgo inicial de la arterosclerosis, no se había demostrado que este engrosamiento en sí mismo fuera marcador de pronóstico precoz de recurrencia de ictus.
La comparación de pacientes con estrechamiento de la carótida con pacientes que presentaban un grosor de la íntima-media superior a 1,11 mm (porcentaje considerado significativo en este estudio), reveló que los episodios recurrentes de ictus resultaban similares en ambos grupos en un seguimiento de 12 meses. «Los datos sobre el valor pronóstico del grosor de la íntima-media en la recurrencia del ictus son escasos y los resultados de este estudio vienen a apoyar la hipótesis de que, lejos de ser un mero marcador inicial de la arterosclerosis, el engrosamiento de la íntima-media arterial sería una variante de la enfermedad aterosclerótica, presente en algunos individuos y ausente en otros», explica Roquer. «El grueso de la íntima-media se convertiría así en otro elemento importante a tener en cuenta para detectar a los pacientes con más riesgo de sufrir un nuevo episodio de ictus», concluye.