La Asociación de Pacientes Dependientes de Opiáceos (APDO) reivindica que se diversifiquen e individualicen las terapias, los programas y los tratamientos que van dirigidos a tratar la dependencia a este tipo de sustancias. Según palabras del presidente de la asociación y también paciente reinsertado, el Sr. José Carbonell: «La crisis está haciendo mella en este colectivo. Hay unidades de atención al drogodependiente que se están cerrando, la escasez de recursos para el tratamiento de los drogodependientes, que debe hacerse desde un enfoque multidisciplinar, es mayor en estos periodos electorales y de crisis (faltan psiquiatras en los centros, trabajadores sociales, en la mayoría de los casos el paciente no tiene opción para elegir el tratamiento lo que provoca desigualdades territoriales en función de si el tratamiento está o no financiado al 100% o incluso disponible en su comunidad autónoma...) y si a esto le sumamos los recortes y los parones en las ayudas públicas que afectan más que a nadie a personas con alto riesgo de exclusión como son los pacientes con dependencia a opiáceos...lo que obtenemos es una coctelera a punto de estallar».
El Sr. José Carbonell ha expuesto que la dependencia a opiáceos está recogida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como diagnóstico médico en un documento CIE-10, en el que están detallados todos aquellos diagnósticos médicos oficiales, es decir, todas las enfermedades, por lo tanto, siendo la dependencia a opiáceos una enfermedad, al igual que los pacientes que sufren otras patologías.
El objetivo más deseable (que no solo se consigue con el tratamiento farmacológico sino con la intervención asistencial), es que el paciente no necesite consumir y se aborda su dependencia tanto a nivel físico como a nivel psicológico y social. Pero existen tratamientos en los que no se persiguen estas metas, sino que lo que se persigue es la mejora en la calidad de vida del paciente, es decir: una reducción del daño producido por el consumo, de tal forma que la persona esté en todo momento receptiva, que pueda trabajar y que pueda llevar una vida sin estigmas, normalizada.
El doctor Cristo Manuel Cruz Alonso, psicólogo clínico de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y Coordinador de los CAS de Sants y Sarria afirma que ahora mismo tienen entre los dos centros aproximadamente 650 pacientes en tratamiento por dependencia a opiáceos y la mayoría están en tratamiento con metadona ya que en Cataluña el tratamiento de buprenorfina/naloxona está prescrito para casos de depresión mayor y cuando ha fallado el tratamiento con metadona. Actualmente están empezando a tratar pacientes con buprenorfina. Aunque las épocas de crisis con los recortes lo agudicen: «La drogodependencia sigue siendo la hermana pobre de la salud mental». Primero es el médico el que pauta el tratamiento (en Cataluña la metadona por defecto) y pasa a un circuito según sus necesidades sociales (donde se le va a hablar al paciente de hábitos de higiene, salud bucodental etc...), y necesidades psicológicas (autoestima, habilidad para la resolución de problemas, si existe o no patología dual como la fobia o la esquizofrenia etc.). El Dr. añade que «Este abordaje multidisciplinar debería ser igual en todos los CADs, pero este modelo psicosocial depende de recursos, de ayudas que ahora se están recortando... Una figura que se ha olvidado y que ahora vuelve a estar en auge es la figura del psiquiatra que muchos centros no contemplan y hemos comprobado que cuando se incorpora esta figura aunque sea un número de horas a la semana, se normaliza mucho más el paciente, es algo indispensable pero que requiere de financiación, de recursos.» El Dr. Cruz concluye la entrevista comentando que, «la drogodependencia es una enfermedad de la que se sale, tenemos una focalización negativa al ver los que recaen y nos olvidamos de los que se insertan y viven como personas alérgicas. En un tratamiento contra el cáncer también tienes una recidiva, se recae y el paciente vuelve a levantarse.»
El colectivo de pacientes hace una serie de reivindicaciones ya que existe una falta de unificación de criterios
- Programa de educación sanitaria (para reforzar el cumplimiento del tratamiento)
- Programa de educación para la reducción de riesgos (formar e informar en temas como "sexo seguro", "higiene" etc.)
- Programa de reinserción sociolaboral
- Programa de intervención familiar (reforzar el proceso asistencial)
- Programa de intervención comunitaria (involucrar a policía, vecinos etc.)
- Ofrecer un servicio de tratamiento personalizado e individualizado según las necesidades de cada paciente (Metadona, Burprenorfina/Naloxona etc.)
- Tener centros de acercamiento sin cita previa
- Ampliar los horarios de atención al drogodependiente (fuera de horarios de oficina)
- Respetar el derecho de la confidencialidad
- Control de la calidad de las sustancias (parece que la calidad de la metadona difiere de unos centros a otros)
- Homogeneizar los tratamientos de cada CAS/CAD de tal forma que en todos los centros existan las mismas opciones de tratamientos farmacológicos, cosa que en la actualidad no es así.