“Este sistema robótico integra movimientos submilimétricos automatizados con imágenes radiológicas en movimiento de muy alta resolución, lo que ayuda a los especialistas a controlar con precisión los catéteres y alambres guía, así como las técnicas de reparación con balón o de implante de stents. Podemos asegurar que se gana en seguridad y eficacia para el enfermo y que está indicado para reparar lesiones de cualquier nivel de complejidad de las arterias coronarias”, explica el jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón, Francisco Fernández-Avilés.
El nuevo sistema robotizado supone la incorporación de tecnología más vanguardista en el Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón. Es un robot que realiza movimientos muy precisos y controlados, y permite manejar todos los dispositivos que se utilizan para reparar con catéter las arterias coronarias. De esta forma se evita la variabilidad de los resultados en estos procedimientos de intervencionismo. Otra de las novedades es que permite que la utilización de los dispositivos, se haga desde fuera de la sala de intervención e incluso en remoto.
Beneficios para pacientes y profesionales
Por otro lado, la precisión submilimétrica en el manejo de los catéteres permite el ahorro de dispositivos, al poder realizar medidas muy exactas del tamaño de las lesiones. De hecho, ya se ha demostrado que usando este robot se reduce en un 8,3% el uso de dispositivos innecesarios.
Los profesionales sanitarios no tienen que permanecer en la mesa de angiografía como de costumbre, ya que pueden controlar el procedimiento desde un módulo separado. Por lo tanto, están menos expuestos a la radiación y no precisan llevar puestos los equipos plomados de protección radiológica de forma permanente.
Una gran ventaja de esta tecnología es que “disminuye la peligrosa radiación del personal y reduce también los problemas óseos y ortopédicos que sufren los profesionales por el elevado peso del delantal protector de plomo, del que pueden prescindir con el robot”, explica Jaime Elízaga, cardiólogo intervencionista del Hospital Gregorio Marañón. “Más importante –añade– son los beneficios para el paciente: los estudios y nuestra experiencia demuestran que esta técnica robótica disminuye la radiación del paciente, reduce el uso de los medios de contraste, no exentos de toxicidad, y aumenta la eficacia de la intervención en comparación con la técnica manual tradicional por la precisión milimétrica de los movimientos y la disposición más adecuada de la fuente de radiación”.
El Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón ya ha realizado 65 intervenciones con excelentes resultados en términos de seguridad y eficacia, permitiendo el abordaje de lesiones coronarias muy complejas. De hecho, se han registrado muy buenos resultados, menor uso de contraste y buena evolución clínica de los pacientes en el seguimiento a corto y largo plazo.
La enfermería, clave en el uso del sistema
La enfermería tiene un gran protagonismo a la hora de realizar esta técnica robotizada. Actualmente son los encargados de la preparación y montaje del material que se ha de usar durante el procedimiento. Según explica Manuela Rodríguez, enfermera de la Unidad de Cardiología Invasiva, “es muy gratificante formar a otros compañeros en una técnica tan pionera que nos hace avanzar hacia nuevos campos en nuestra profesión y aumenta nuestra destreza y seguridad. Hasta ahora, las enfermeras nunca habíamos introducido guías de angioplastia a través del robot y, gracias a la formación y capacitación que hemos adquirido, en la actualidad sí insertamos a través del robot la guía dentro del catéter guía y luego los médicos ya lo hacen progresar”.
El papel de la enfermería, por tanto, es fundamental. Mientras el médico maneja desde fuera de la sala los mandos del robot, las enfermeras comprueban el correcto montaje a través de sus sensores. Además, hay una pantalla de diálogo para comprobar que los pasos son los correctos y poder avanzar a la siguiente fase del procedimiento.