Este trabajo ha analizado el papel de las UCRI en la pandemia. Estos espacios se han habilitado para atender a los pacientes con neumonía por COVID-19, que podían desarrollar insuficiencia respiratoria grave, y ofrecerles soporte respiratorio no invasivo (SRNI) y un manejo eficaz en tres vertientes: evitar la intubación en los pacientes más graves; tratar a los no candidatos a la intubación; y sacar lo más rápido posible a los ingresados de las UCI.
El estudio, de diseño prospectivo, ha consistido en dirigir una encuesta a todos los servicios que contaban con una UCRI en el momento de su realización, durante la primera ola de COVID-19 en España. En total, han participado 67 hospitales, a los que corresponde un registro global de unos 40.000 pacientes atendidos hasta la fecha del estudio. De estos centros, 28 (42%) ya tenían UCRI y 11 (16%) la crearon a raíz de la pandemia.
Resultados del estudio
De las 28 UCRI previas a la COVID-19, 7 de cada 10 han crecido durante la pandemia, mediante la ampliación de sus espacios o creando otros nuevos. Su media de camas también ha aumentado y se ha situado en 14,82 camas en las UCRI preexistentes y en 7,91 en las UCRI creadas en la pandemia. En cambio, antes de la pandemia, la media de camas por UCRI era solo de 4,07.
El artículo concluye que “las UCRI han sido espacios útiles en el manejo del paciente con COVID-19 e insuficiencia respiratoria grave por medio de la aplicación de SRNI, evitando el ingreso en la UCI de casi el 50% de los pacientes graves” y señala que “se hace necesario consolidar y planificar la gestión, las UCRI creadas y generar una red de UCRI en todas las autonomías, con el objeto no solo de contener la ocupación de camas UCI, sino asegurar tratamiento a los pacientes con techo terapéutico, en este país”. Olga Mediano, neumóloga y coordinadora del Año 2022 de las UCRI, va más allá y precisa que “no solo debe haber UCRI en todas las autonomías, sino en cada hospital. De hecho, el lema y principal objetivo que tenemos es “Ningún hospital sin UCRI” (#ningunhospitalsinUCRI).
Los resultados de este estudio se basan en la información recabada durante la primera ola de COVID-19, pero, desde entonces, “el papel que deben desempeñar las UCRI en el cuidado de los pacientes respiratorios se ha posicionado y matizado mejor. Hemos aprendido mejor en qué tipo de paciente respiratorio podemos evitar la intubación y también que las UCRIS deben ser flexibles y ampliar su capacidad, con un mayor número de camas, para dar acogida a un mayor número de pacientes, durante los picos de las olas, y retroceder, volviendo a su tamaño normal o basal, cuando hayan pasado estos picos”, afirma Mediano.
Año de las UCRI
Respecto a la primera ola y con la experiencia acumulada de las siguientes olas, SEPAR considera que, en lo sucesivo, las UCRI deberían reunir tres características: en primer lugar, es imprescindible que estén presentes en cada hospital, de modo que, si no lo ha hecho aún, cada centro ponga en marcha este recurso asistencial; en segundo lugar, que sean flexibles, de manera que el número de camas y recursos profesionales y materiales que se dediquen a estas puedan ampliarse y replegarse según el número de pacientes que tengan que atender; y en tercer lugar, deben ser homogéneas, en cuanto a su presencia en el territorio, la formación de sus profesionales y el tipo de manejo terapéutico que proporcionan a los pacientes. Para lograrlo, ha establecido objetivos de formación, objetivos científicos y objetivos solidarios.