Los investigadores analizaron datos de 10.466 participantes en el estudio REGICOR (Registre Gironí del Cor). Se les midieron, a través de electrocardiograma, las pulsaciones tras cinco minutos de reposo y se les realizó seguimiento de forma regular durante más de 10 años para evaluar su estado de salud. 1.398 de ellos murieron durante el período de duración del estudio y casi un millar (962) presentaron un problema de salud cardiovascular. El estudio ha utilizado los datos del programa de analítica de datos para la investigación y la innovación en salud (PADRIS) de la Generalitat de Catalunya.
Más riesgo a partir de 70 pulsaciones/minuto
Este seguimiento ha permitido establecer que existe una relación entre un mayor número de pulsaciones y un incremento del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y mortalidad. En concreto, el estudio ha situado en 70 pulsaciones por minuto el umbral a partir del cual crece esta posibilidad. Por encima de esta cifra aumenta un 30% por cada incremento de 10 pulsaciones por minuto.
“La relación entre mayor número de pulsaciones y mayor riesgo de mortalidad ya se había observado en otras poblaciones. Pero este es el primer estudio realizado en nuestra población. Además, observamos que la relación aparece a frecuencias cardíacas por encima de 70 latidos por minuto”, explica Roberto Elosua, investigador principal del estudio y del IMIM. El trabajo de los investigadores ha permitido situar de forma concreta esta cifra y relacionarla con el incremento del riesgo a morir a 10 años, “es decir, de promedio, las personas que tienen 80 latidos por minuto en reposo tienen un 30% más riesgo de morir en los próximos 10 años comparado con las personas que tienen 70 latidos por minuto”, añade Albert Clará, jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital del Mar y firmante del estudio.
Los resultados señalan que un indicador sencillo como las pulsaciones puede proporcionar información útil sobre el riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares o muerte en los próximos 10 años. En este sentido, Roberto Elosua apunta “a evitar el consumo de sustancias estimulantes o promover la práctica de actividad física o de meditación como actividades que nos pueden ayudar a reducir el número de pulsaciones”.
En el estudio han participado también investigadores del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV), la Universitat de Vic-Central de Cataluña, la Universitat Autònoma de Barcelona, el IDIAP Jordi Gol, el IDIBGI y el Hospital Germans Trias i Pujol.