La AOS hace que la vía aérea superior de los pacientes se colapse durante el sueño, con una oclusión total o parcial. El cese de la respiración ocurre hasta que se produce un microdespertar, que reactiva la musculatura logrando su reapertura. Esta enfermedad se estima que está presente en el 19% de la población en general y puede tener, además consecuencias muy variadas. Como indica Mediano, “la AOS puede llevar a una serie de cambios fisiológicos, como hipoxia, despertares transitorios y cambios de presión intratorácica; y biológicos, como inflamación o estrés oxidativo. Además, en algunas personas puede dar lugar a enfermedades secundarias y afectar de forma notable la calidad de vida.”
La AOS ha estado vinculada a accidentes laborales y de tráfico, y los pacientes que la presentan pueden llegar a desarrollar enfermedades cerebrovasculares, como ictus, arritmias, tromboembolia pulmonar, hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, diabetes mellitus, cáncer, neurodegeneración y depresión.
Un abordaje multidisciplinario
Entre los tratamientos que se recogen en este estudio, están las medidas higiénico dietéticas, como el horario regular de sueño, el ambiente adecuado, o el no uso de pantallas antes de dormir; el tratamiento del sobrepeso y obesidad; la presión positiva continua en las vías respiratorias; el tratamiento quirúrgico, y los tratamientos con dispositivos de avance mandibular. Asimismo, se sugieren otros como la terapia posicional, el tratamiento farmacológico o la terapia miofuncional, entre muchos más.
En el estudio también se hace hincapié en la relevancia de la atención primaria para el tratamiento de la AOS. Como concluye Mediano: “Sabemos que es imprescindible que en este nivel asistencial haya un mayor conocimiento de esta enfermedad, de tal manera que podamos atacarla a tiempo y reducir sus consecuencias que no solo afectan en la calidad de vida de los pacientes que la sufren, sino que pueden tener consecuencias fatales”.