La técnica que se emplea para la extracción es la misma que en personas adultas, a pesar de que en pacientes pediátricos es un procedimiento muy poco habitual en Europa. La principal razón es que la estructura y los tejidos de los pulmones de un bebé no son los mismos que los de una persona adulta, tampoco la resistencia a la isquemia, fase que pasa entre el momento en que se interrumpe la circulación del órgano hasta que se restituye nuevamente en el cuerpo del receptor, cosa que complica el procedimiento.
La asistolia controlada se realiza en pacientes sin esperanza de vida que están a la espera de que se les retire el soporte vital. En esta situación los órganos están mejor preservados que en el caso de muerte encefálica u otros tipos de asistolia como la no controlada, cuando la parada cardiorrespiratoria tiene lugar fuera de un centro hospitalario después de no superar la aplicación de maniobras de reanimación cardiopulmonar. “En asistolia controlada, la persona donante se traslada a quirófano, se le retira el soporte vital y se espera que se produzca la asistolia, es decir, que el corazón deje de latir”, describe Laura Romero, del Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar de Vall d’Hebron.
"Hay muy poca experiencia de donación en asistolia controlada con bebés. Esta es la primera vez en el Estado que se hace con un donante menor de 24 meses", explica Irene Bello, del Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar de Vall d’Hebron. “La opción en asistolia controlada se había explorado poco, hay poco donante infantil, y esta intervención abre un nuevo campo”, añade Laura Romero.
En cuanto a la extracción, "en donantes tan pequeños, no sabemos cuánto tiempo pueden estar los tejidos sin recibir oxígeno, de forma que tenemos que hacer la cirugía de la extracción de los pulmones lo más rápido posible", especifica Irene Bello. En este caso, una vez se extrajeron los pulmones del bebé y se comprobó que el órgano era viable para llevar a cabo el trasplante, se trasladaron a Vall d’Hebron, donde el receptor esperaba en el quirófano. En la intervención, participó un equipo multidisciplinar formado por profesionales de cirugía torácica, cirugía cardíaca pediátrica, anestesiología, el equipo de la UCI pediátrica que posibilitó el soporte con oxigenación extracorpórea en el quirófano, enfermería de anestesiología, coordinadora de enfermería de trasplante, enfermería perfusionista, enfermería quirúrgica, auxiliares y celadoras y celadores.
“El injerto era perfecto, se había hecho la extracción en quirófano y los pulmones llegaban en un estado óptimo”, destaca Laura Romero, que fue la cirujana que realizó el trasplante, junto con Leire Sánchez, del Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar. “Más compleja fue la segunda intervención del proceso, es decir, el trasplante, porque el bebé receptor tiene una cardiopatía congénita y para poder realizar el trasplante de ambos pulmones fue necesario remodelar el corazón con la colaboración del equipo de cirugía cardíaca pediátrica”, detalla Laura Romero. El paciente sufría una hipoplasia y estenosis de venas pulmonares, que es una cardiopatía congénita que cursa con hipertensión pulmonar y acaba requiriendo un trasplante pulmonar.