Bujons destaca que “la valoración física por el pediatra o urólogo es fundamental para la detección de posibles enfermedades del sistema genitourinario como espina bífida o disfunciones miccionales”. También se ha comprobado que existe una estrecha relación con otras patologías, como estreñimiento, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS)”.
“La enuresis nocturna debe considerarse un problema importante de salud, posiblemente infradiagnosticado y, por lo tanto, infratratado, y un diagnóstico y tratamiento precoz pueden ayudar a estos niños a mejorar su calidad de vida”. Un estudio de la Asociación del Genoma en la Enuresis (GWAS en sus siglas inglesas) indica además que “el riesgo de orinarse en la cama es entre 5 y 7 veces mayor entre los niños con un padre enurético y aproximadamente 11 veces más si ambos padres mojaron la cama”; es decir, la enuresis también puede ser de causa hereditaria.
“Un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado es importante para minimizar el impacto en la autoestima y el bienestar emocional de los niños y no se tiene que posponer pensando que el problema es resolverá con el tiempo. Los tratamientos actuales mejoran o curan la mayoría de los casos”, concluye Bujons.