Esta segunda parte del estudio se realizó durante los meses de verano y durante las primeras siete semanas después del inicio de las escuelas, después de la desescalada y en fase de nueva normalidad, a diferencia de la parte retrospectiva del estudio, en la que los casos diagnosticados correspondían al periodo de confinamiento. Cabe mencionar también que en el estudio prospectivo se ha dispuesto de capacidad diagnóstica con PCR de forma generalizada para el estudio de contactos.
En la parte retrospectiva del estudio, presentada el pasado mes de agosto, se indicaba que un 3,4% de los pacientes pediátricos con diagnóstico de COVID-19 confirmado en Catalunya entre el 1 de marzo y el 31 de mayo (en pleno confinamiento) fueron los transmisores del SARS-CoV-2 dentro de su núcleo familiar.
En esta segunda parte del estudio, en 783 de los casos (72,4% de los casos), se identificó otro miembro de la familia con PCR o diagnóstico microbiológico anterior a los del menor, o que claramente tenía síntomas de COVID-19 diagnosticado antes que el menor y en contacto directo con él. Solo en 86 casos (8%) se determinó después del estudio de contactos que el paciente pediátrico había contagiado el SARS-CoV-2 a otros miembros de su familia. No obstante, hay que decir que en 55 casos adicionales, el caso índice era otro menor de la familia (5%).
“El estudio prospectivo reafirma que los niños son menos transmisores del SARS-CoV-2 que los adultos en el entorno domiciliario, como ya apuntaba la primera parte, de carácter retrospectivo, realizada con niños diagnosticados del 1 de marzo al 31 de mayo, en pleno confinamiento”, explica Pere Soler, jefe de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría de Vall d’Hebron. “Ahora constatamos que la libre circulación de los niños y el retorno a las escuelas no han supuesto una mayor transmisión del SARS-CoV-2 por parte de ellos. La inmensa mayoría de los pacientes pediátricos analizados han sido casos secundarios a pesar de que el domicilio es un espacio con una carga de enfermedad considerable y seis de cada 10 convivientes de los núcleos familiares participantes en el estudio han sido diagnosticados de COVID-19 con confirmación microbiológica”, añade Soler, que también es jefe del grupo de investigación de Infección en el Paciente Pediátrico Inmunodeprimido del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR).
Vall d’Hebron ya presentó los resultados de la parte retrospectiva del estudio este mes de agosto. Ahora, la parte prospectiva confirma las conclusiones obtenidas. Además, estos datos son todavía más robustos, por el aumento significativo de núcleos familiares incluidos. Por otro lado, los menores de edad ya no estaban confinados y, en las últimas semanas del estudio acudían a la escuela, durante este periodo de estudio, y, por lo tanto, tenían muchos más contactos sociales. Además, en la parte retrospectiva se podía producir un sesgo del rastreo de los contactos (y, por lo tanto, del origen del contagio) a causa del “fenómeno del olvido”, es decir, que los participantes no recordaran con exactitud su cadena de contactos. En la parte prospectiva, cuando se detectaba que el menor era positivo, inmediatamente se iniciaba el estudio de contactos y, además, éste se realizaba por parte de los pediatras de cabecera de los niños y niñas.
El estudio, que será enviado en breve para su publicación, se presenta en este momento a causa de la situación de incertidumbre generada por la epidemia de la COVID-19 y el retorno de los menores de edad a las escuelas.
Casi la mitad de los menores son asintomáticos
El estudio prospectivo también señala que un 47% de los pacientes pediátricos con COVID-19 (un total de 506) son asintomáticos. En los casos con síntomas, el más habitual es la fiebre (70,6%; 406 niños), seguido de tos (36,9%, 212 niños), dolor de cabeza (24,5%, 141 niños), fatiga (24,3%, 140 niños) y diarrea (16,3% 94 niños). “Casi la mitad de los niños y niñas con infección por SARS-CoV-2 son asintomáticos y se ha observado que el número de niños que requieren un ingreso hospitalario por la COVID-19 sigue siendo muy bajo”, resume Antoni Soriano, de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría e investigador del grupo de investigación de Infección en el Paciente Pediátrico Inmunodeprimido del VHIR.
Solo un 2,5% de los pacientes pediátricos (27, de un total de los 1.072 del estudio de los cuales se tenía información sobre hospitalización) han requerido hospitalización del 1 de julio al 31 de octubre, mientras que en el estudio retrospectivo (del 1 de marzo al 31 de mayo) fueron un 19%. Un total de 118 niños (11%) presentaban comorbilidades u otras enfermedades previas, sin que estas hayan supuesto un aumento del riesgo de ingreso. El 99,2% (1.006 pacientes) se recuperó totalmente y solo cinco (0,4%) presentaron secuelas. No se ha registrado ninguno éxitus.