El estudio ha hecho un seguimiento de 51 pacientes ingresados durante la primera ola de la COVID-19 en el Centro Dr. Emili Mira, un centro especializado en la atención a enfermos psiquiátricos y geriátricos del Parc de Salut Mar. Para evitar el deterioro funcional que aparece durante el ingreso hospitalario por enfermedad aguda en los enfermos de edad avanzada (entre el 30 y el 80% de los pacientes geriátricos ingresados en un hospital sufren una disminución de sus capacidades a consecuencia de la estancia hospitalaria), que en el caso de la COVID-19 es más importante por las restricciones que se deben aplicar en las unidades confinadas, se aplicó un modelo de atención integral, ACE. Esto implica, como explica Maria José Robles, responsable de la Unidad de Ortogeriatría del Hospital del Mar y última firmante del artículo, “el trabajo de un equipo multidisciplinario, formado por enfermeras geriátricas, auxiliares de enfermería especializadas, una trabajadora social, fisioterapeutas y un geriatra especializado en enfermedades infecciosas”.
“El equipo multidisciplinario desarrolló un plan de cuidados basado en el modelo ACE, con el objetivo que el paciente pudiese volver a su estado funcional de base, con un seguimiento semanal de su evolución”, analiza Robles. En el momento del ingreso, 9 de cada 10 pacientes presentaban un grado elevado de dependencia, que las condiciones de hospitalización hubiesen podido empeorar. A pesar de ello, en el momento del alta, el 70% de ellos mantenía su capacidad funcional previa al ingreso en la Unidad COVID-19. A la vez, se observó una tasa de mortalidad menor que en el conjunto de pacientes de su edad y un número muy bajo de traslados a centros hospitalarios de más complejidad.
Modelo validado
Gabriel Vallecillo, autor principal del estudio, médico adjunto del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar (INAD) e investigador del Grupo de Investigación en Adicciones del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), apunta que “hemos podido observar que el modelo ACE puede ser implementado con facilidad dentro de la atención clínica diaria de los pacientes geriátricos en las unidades COVID-19, y que es eficaz para prevenir su deterioro funcional y cognitivo”. A la vez, ha destacado “el rol fundamental del personal de enfermería, ya que es el responsable de la prevención de síndromes geriátricos y de la implementación de las intervenciones básicas para promover y mantener la movilidad y el autocuidado de los pacientes”.
Unos resultados obtenidos, según Vallecillo, en un grupo de enfermos “con una elevada comorbilidad y fragilidad, que son factores que predisponen para el deterioro funcional durante el ingreso hospitalario agudo”. Durante su estancia hospitalaria, dos de cada tres pacientes sufrieron otra patología a parte de la COVID-19, siendo el delirio la más habitual. Esto lleva a los autores a recomendar una monitorización estrecha de los síntomas de esta enfermedad en las unidades confinadas, con unas condiciones que pueden propiciar desorientación y falta de conciencia, para limitar sus efectos negativos.