Silvia Estebarán
¿Cómo definiría el COVID persistente?
-El COVID nos ha puesto a todos a prueba, porque nos falta muchísimo por aprender. El COVID persistente es el que presentan algunos pacientes que han sido afectados por el COVID y que, pese a que en un primer momento aparentemente se recuperaron y dieron negativo en las pruebas serológicas, sus síntomas persisten en el tiempo sin que se puedan localizar virus en su organismo con los métodos de diagnóstico habituales.
¿Qué se sabe en cuanto a su incidencia en España y países de nuestro entorno?
-Empezamos a tener los primeros datos sobre incidencia y hay una cierta variabilidad, pero está claro que no es un número desdeñable de pacientes. Según los datos que tenemos de diferentes países puede afectar a entre un 10 y un 40% de las personas que han estado infectados por el COVID-19. Por tanto, es relativamente frecuente que persistan los síntomas.
La SEMG ha puesto en marcha un estudio para conocer mejor qué les sucede a estas personas. ¿Qué saben hasta el momento y qué pretenden averiguar?
-Intentamos describir esta población de pacientes para ser capaces de predecir cuál va a ser su evolución. En una primera fase hemos hecho una descripción de los síntomas que presentan 892 pacientes y los resultados del primer corte, que se hizo en el mes de agosto, muestran que la afectación es muy importante, con una media de 147 días con síntomas. Además, la incapacidad que manifiestan en una escala de 0 a 10 se sitúa en una media de 7 puntos.
También hemos observado que los principales síntomas son a veces muy vagos o difusos, lo que quizá dificulta el diagnóstico. Principalmente manifiestan un gran malestar general y una gran astenia que no se corresponden con los hallazgos encontrados en las pruebas complementarias, además de disnea y sensación de opresión torácica. Y después se suman síntomas muy variados: cefalea, migrañas, déficits neurológicos, problemas gástricos, la pérdida de olfato y gusto de las que tanto se ha hablado… Es una sintomatología muy variada, pero los principales son el gran malestar, la gran astenia, la disnea y la opresión torácica.
«La afectación es muy importante, con una media de 147 días con síntomas»
¿Por qué los afectados se sienten tan incomprendidos por los médicos?
-Como decía al principio, estamos aprendiendo todavía mucho de esta enfermedad y nos vamos preocupando progresivamente de las fases que se van sucediendo. Hasta ahora nos hemos preocupado por las complicaciones agudas graves y el riesgo vital. Y a medida que todo esto se está controlando vamos preocupándonos de otras afectaciones.
Está claro que tener síntomas durante una media de 4 meses, síntomas que además son muy incapacitantes, produce un gran deterioro. Pero de momento el abordaje de estos pacientes todavía no está incluido en los protocolos.
También se quejan de cierta tendencia a considerar que tras toda su compleja sintomatología hay problemas psicológicos o psiquiátricos
-La verdad es que está siendo difícil encontrar las razones biológicas y bioquímicas que justifiquen su sintomatología. Y como tampoco se han incluido en los protocolos, el manejo está siendo difícil, porque son pacientes que han tenido una media de afectación de 147 días, lo cual les coloca en una situación de ansiedad y de estrés psicológico que puede confundir al profesional. Pero lo que está claro es que parte de ese estrés y de esa ansiedad es justificable: cualquier persona que durante cuatro meses seguidos tenga síntomas que producen una gran incapacidad seguramente tendrá algún grado de estrés y ansiedad. Entre que no sabemos cuáles son las causas bioquímicas y biológicas y que por otra parte se asocian a un estado de ansiedad, a veces puede haber cierta tendencia a buscar otras explicaciones a su estado.
¿Se atreve a dar algún consejo a los médicos de primaria para tratar a estos pacientes?
-Como profesionales. nuestro objetivo es procurar la seguridad y el bienestar del paciente, pero ahora tenemos que intentar ir un poco más allá de lo que han supuesto las primeras fases, centradas en curar y evitar las complicaciones graves con riesgo vital.
Tenemos que darnos cuenta de que la calidad de vida de nuestros pacientes es un elemento muy importante y abordar y tratar los síntomas persistentes. Es cierto que no nos resulta fácil, y por eso desde la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia estamos trabajando para incluir estos síntomas dentro de los protocolos que tenemos y homogeneizar nuestras actuaciones para intentar ayudar a estos pacientes a superar su enfermedad.