Las personas que han padecido COVID-19 severo necesitan rehabilitación y fisioterapia para recuperarse de los efectos de la enfermedad y del soporte de ventilación y oxigenación recibido, así como la prolongada inmovilización y reposo en la cama.
Las consecuencias suelen ser: deterioro de la función pulmonar, debilidad muscular severa, rigidez articular, fatiga, limitaciones en la movilidad y habilidad para realizar actividades cotidianas, delirio y otros trastornos cognitivos, dificultad para deglutir y comunicarse, trastornos mentales y necesidad de apoyo psicológico. La recuperación de una enfermedad grave lleva tiempo y la Fisioterapia contribuye mediante la movilización temprana y el inicio de la actividad del paciente, aplicación de ejercicios simples, retorno a la actividad cotidiana, recuperación pulmonar, manejo de la disnea y la fatiga, así como encontrar el equilibrio entre la actividad y el reposo.
Cabe destacar que hasta el 10% de las personas recuperadas de Covid-19 pueden desarrollar el síndrome de fatiga posviral (SPV), que requiere ser tratado con una apropiada rehabilitación.
El ejercicio, elaborado en función de las necesidades de cada paciente, es muy importante en la recuperación de los pacientes con COVID-19. Ayuda a mejorar el estado físico, disminuye la disnea, incrementa la fuerza muscular, mejora el equilibrio y la coordinación, reduce el estrés y mejora el humor y el pensamiento, aumenta la confianza y mejora la energía. El ejercicio debe estar compuesto por ejercicios cortos y regulares, combinados con descanso.
El COVID-19 ha afectado a la interacción presencial con los profesionales de la salud, incluidos los fisioterapeutas. Por esta razón, la telemedicina puede ser un apoyo fundamental a los métodos convencionales para mejorar el estado físico y el dolor, en un amplio espectro de trastornos músculo esqueléticos. La telemedicina permite el acceso a la asistencia desde cualquier lugar, posibilitando que las personas sean más independientes y eliminando el riesgo de contagio.