Según los autores, el estudio pone de manifiesto que existen divergencias entre las guías clínicas actuales y la práctica clínica en el tratamiento del colesterol en toda Europa. Señalan que, incluso entre los pacientes que ya están recibiendo dosis óptimas de estatinas, un uso más intensivo de otros fármacos hipocolesterolemiantes distintos de las estatinas, podría ayudar a reducir aún más los niveles de colesterol y mejorar potencialmente los resultados médicos de los que presentan un mayor riesgo.
Los resultados, que se han presentado en el congreso virtual de la Sociedad Europea de Cardiología 2020 (ESC Congress 2020), se han publicado el pasado viernes en la revista European Journal of Preventive Cardiology.
El profesor Kausik Ray, de la Escuela de Salud Pública del Imperial College, quien ha dirigido el estudio DA VINCI, comenta, “para hacer frente a la carga que suponen las enfermedades cardiovasculares, se debe adoptar un enfoque global. Después de los cambios en la dieta y el estilo de vida, reducir el colesterol con fármacos es una estrategia clave para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular e ictus. Los datos del estudio nos permiten obtener evidencia sobre cómo una reducción de los niveles de colesterol beneficia especialmente a los pacientes de mayor riesgo”.
“Aunque las estatinas son el tratamiento de primera línea, de nuestro actual estudio se desprende claramente que las estatinas solas, incluso cuando se utilizan de forma óptima, no ayudan en la mayoría de los pacientes a alcanzar los niveles objetivo de colesterol marcados por la Sociedad Europea de Cardiología. Solo uno de cada cinco pacientes de muy alto riesgo alcanza los objetivos recomendados del 2019 y, para mejorar esta proporción, se requerirá el uso de un tratamiento combinado con más de un fármaco. Actualmente, menos del 10% de los pacientes de muy alto riesgo en Europa reciben algún tipo de tratamiento combinado, el 9% con ezetimiba y el 1% con inhibidores de la PCSK9”, prosigue el profesor Ray.
Los niveles altos de colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad (C-LDL), también denominado colesterol “malo”, en la sangre son un factor de riesgo conocido de enfermedad cardiovascular. Aunque la dieta y el estilo de vida son factores importantes para reducir el C-LDL, muchos pacientes presentan un mayor riesgo —como los que presentan diabetes y enfermedades hereditarias o los que han sufrido anteriormente un infarto agudo de miocardio o un ictus— y se les prescriben fármacos hipocolesterolemiantes, como las estatinas, para reducir su nivel de colesterol.
Sin embargo, hay otras clases de fármacos hipolipemiantes disponibles, que actúan sobre distintos elementos del metabolismo del colesterol del organismo. Estos tratamientos, como ezetimiba, el ácido bempedoico o los inhibidores de la PCSK9, pueden usarse en combinación con las estatinas para reducir aún más los niveles de C-LDL.
En el estudio DA VINCI, un consorcio de investigadores liderado por la Unidad de Ensayos Clínicos del Imperial College de Londres estudió a pacientes de toda Europa a los que se les habían prescrito tratamientos hipolipemiantes.
En total, 5.888 pacientes participantes de 18 países proporcionaron información tanto en la consulta médica como en el hospital sobre el manejo de las enfermedades cardiovasculares. Dicha información incluyó estilo de vida, eventos cardiovasculares previos (como infartos de miocardio o ictus), así como sus niveles actuales de C-LDL e información sobre cualquier fármaco hipolipemiante que estuvieran tomando.
Las guías actuales de la Sociedad Europea de Cardiología y de la Sociedad Europea de Aterosclerosis (EAS) recomiendan el uso de estatinas como tratamiento de primera línea para reducir el C-LDL. Las guías también recomiendan objetivos basados en grupos de riesgo, como un objetivo de reducción del 50% de los niveles de C-LDL en los pacientes de muy alto riesgo y niveles de C-LDL inferiores a 55mg/dL, con el fin de reducir el riesgo de nuevos eventos cardiovasculares.
En el estudio DA VINCI, el equipo revisó cómo se utilizaban los tratamientos hipolipemiantes en Atención Primaria y Secundaria y si se alcanzaban los objetivos de reducción de colesterol establecidos por las guías.
El análisis reveló que el 84% de los pacientes recibían estatinas como único tratamiento hipolipemiante de primera línea, y que se utilizaban estatinas de alta intensidad en aproximadamente una cuarta parte (28%) de los pacientes. Solo el 9% de los pacientes recibían ezetimiba con estatinas de intensidad moderada y solo el 1% de los pacientes utilizaban inhibidores de la PCSK9 en combinación con estatinas y/o ezetimiba.
Observaron que, en general, menos de la mitad de los pacientes estaban alcanzando los objetivos de reducción de colesterol más recientes establecidos por las guías. Entre los pacientes que recibían estatinas de alta intensidad, se alcanzaron los objetivos de C-LDL de 2019 en el 22% de los pacientes con enfermedad cardiovascular establecida. Sin embargo, entre los pacientes que recibían estatinas con un inhibidor de la PCSK9, alrededor de dos terceras partes alcanzaron los nuevos objetivos de colesterol más bajos recomendados por la ESC.
Según los autores, los resultados ponen de manifiesto el potencial de las combinaciones de fármacos hipolipemiantes para ayudar a disminuir la brecha y reducir el riesgo para millones de pacientes en toda Europa. Reducir los niveles de C-LDL en los pacientes de muy alto riesgo (entre los niveles observados de más de 70 mg/dL a menos de 55 mg/dL) podría ofrecer una reducción relativa del 11% en los eventos cardiovasculares y una reducción relativa del 5% en la mortalidad.
Los autores añaden que los niveles lipídicos no tratados no estaban disponibles, por lo que no pudieron cuantificar hasta qué punto se logró una reducción ≥ 50% del C-LDL desde el inicio del estudio, pero emplearon el uso de estatinas de alta intensidad como referencia. Añaden que la elección del tratamiento hipolipemiante por parte del médico, los niveles de C-LDL previos al tratamiento y las restricciones locales a la prescripción podrían haber influido en nuestras observaciones.
El profesor Ray concluye “en los últimos 15 años hemos observado mejoras en la implementación de las guías y el control de los factores de riesgo cardiovascular. Esto se debe a un mejor tratamiento de primera línea, como las estatinas. Ahora, con la reducción de los objetivos de colesterol, nuestros datos sugieren que esto no será suficiente y tenemos que pensar en el colesterol del mismo modo en que tratamos la presión arterial, en cuyo caso a menudo se necesitan combinaciones de tratamientos para optimizar los objetivos”.
La investigación fue financiada por la biotecnológica Amgen, que produce fármacos hipolipemiantes, incluido el inhibidor de la PCSK9, evolocumab.