Según esta especialista, «el desarrollo y utilización de técnicas de imagen como la resonancia magnética y la ecografía musculoesquelética han supuesto un avance muy importante en este ámbito diagnóstico porque logran detectar precozmente el grado de actividad de estas enfermedades.» Además, «si el diagnóstico es precoz, los niños con espondiloartritis no tienen por qué sufrir limitaciones que les afecten en su vida cotidiana. La instauración de un tratamiento adecuado de forma temprana les permite llevar a cabo una vida normal, incluso pueden hacer deporte. Por contra, si no se prescribe la terapia farmacológica, el pronóstico de su enfermedad puede ser muy malo, causando graves daños y provocando a los diez años una afección axial y otras lesiones, así como el desarrollo de enfermedades crónicas como la espondilitis anquilosante.»
La genética juega un papel clave
Las espondiloartritis de inicio juvenil son un conjunto de enfermedades que debutan antes de los 16 años, suelen ser más frecuentes entre los varones de más de 6 años de edad y están fuertemente asociadas al antígeno HLA-B27 (presente entre el 60 y 90% de los casos). En la clínica, se caracterizan por dos síntomas principalmente: entesitis (órgano diana) y artritis periférica de predominio en miembros inferiores y distribución asimétrica, siendo de especial gravedad la afectación de cadera.
La causa de este tipo de patologías se desconoce, aunque está claramente definido un factor genético. Se postula también una asociación probable con ciertas infecciones infantiles, sobre todo digestivas y, en menor grado, genito-urinarias; así como con la inflamación subclínica intestinal, que aumenta la permeabilidad de la membrana intestinal permitiendo la entrada de gérmenes patógenos y desencadenando la activación de linfocitos T con la consiguiente respuesta inmune anómala en un paciente ya genéticamente predispuesto.
Por su parte, la prevalencia de la artritis idiopática juvenil (AIJ) –grupo amplio de patologías entre las que están englobadas también las formas de comienzo de las espondiloartritis (artritis-entesis)- oscila entre 7 y 40 afectados por cada 100.000 niños menores de 16 años. El subgrupo de artritis-entesitis (forma de comienzo de la espondiloartritis juvenil) supone el 10-20% del total de estas artritis infantiles.
Tratamientos más eficaces
Respecto a los tratamientos, la principal novedad se centra en el avance que han supuesto los fármacos biológicos en el tratamiento de dolencias reumáticas autoinmunes en la edad adulta, y en la población infantil. Además de los fármacos (antiinflamatorios, inyecciones intraarticulares con corticoides, biológicos, etc.) el tratamiento se debe complementar con otras medidas más generales como la práctica de determinados ejercicios físicos, necesarios para mantener la movilidad articular, y el mantenimiento de correctos cuidados posturales.
Con el objetivo de identificar los factores predictivos de mal pronóstico muy precozmente en niños que tengan espondiloartritis y ver su evolución en 5 años (desde la primera visita al especialista) se ha puesto en marcha una investigación por parte de la Sociedad Española de Reumatología (SER), junto con la Sociedad Mexicana de Reumatología, denominada MexEspa. «Estos resultados servirán para poder reconocer unos signos de alerta, y poder mejorar así tanto el diagnóstico como el tratamiento precoz», ha indicado la especialista.
Hasta el momento se han reclutado un total de unos 180 niños con espondilitis juveniles, a los cuales se les hará un seguimiento exhaustivo cada seis meses para identificar los factores que se asocian con la evolución de la patología, entre los que se incluyen factores genéticos, sociosanitarios, la expresión de la enfermedad al inicio y la comorbilidad previa o concurrencia al inicio.