En algunos de los servicios sanitarios, las urgencias psicogeriátricas de los hospitales españoles han aumentado desde un 5 hasta un 12% en los últimos años. Y es que se estima que hasta un 25% de la población mayor de 65 años padece depresión, la prevalencia de la demencia en mayores de 65 años se encuentra entre un 5-10% y la psicosis y trastornos delirantes afectan a el 3-10% de la población anciana.
Según Olivera Pueyo, es importante recalcar que la atención psicogeriátrica urgente requiere de una atención específica y bien planificada, ya que las psicopatologías en esta franja de edad están infradiagnosticadas en nuestro sistema sanitario y solamente en el 50% de las ocasiones se detectan desde atención primaria, progresando a una problemática mayor debido a este infradiagnóstico.
Cuando se realiza un análisis de la demanda psicogeriátrica en los servicios de urgencia los motivos de consulta más frecuentes son: agitación, agresividad, alucinaciones e ideas delirantes, intoxicaciones agudas por alcohol y/o fármacos e intentos de suicidio.
Según Olivera, la atención urgente en psicogeriatría debería incluir protocolos de evaluación cognitiva y conductual breves y muy prácticos (especialmente en el tema de la agitación y síndrome confusional o delirium), y un rápido diagnóstico diferencial de los posibles cuadros somáticos y farmacológicos acompañantes.
Aunque la atención psicogeriátrica urgente suele derivarse al servicio de urgencias psiquiátricas hospitalarias, dónde se dispone de los métodos de exploración complementaria y la tecnología más especializada, no se debería dejar de lado uno de los rasgos esenciales de la asistencia en psiquiatría geriátrica: la atención domiciliaria. Por ello resultaría de gran utilidad, según este experto, disponer de un equipo multidisciplinar de urgencias psicogeriátricas domiciliarias que incluyera a médicos de familia y a los equipos de atención primaria, lo cual permitiría la atención del anciano en su domicilio y evitaría hospitalizaciones innecesarias.