“Es una paciente compleja que a lo largo de su vida ya se había sometido a cuatro cirugías mayores de corazón a causa de su cardiopatía”, explica Ferran Gran, cardiólogo pediátrico y coordinador médico de Trasplante Cardíaco Pediátrico de Vall d’Hebron. “Al presentar varias complicaciones, entre ellas hipertensión pulmonar grave, se decidió que la mejor opción médica era realizarle un trasplante de corazón”, añade. Es el primer trasplante, tanto pediátrico como adulto, realizado en el Estado a alguien que ha superado la COVID-19.
Durante la consulta preoperatoria en que se tenían que firmar los documentos de consentimiento para hacer el trasplante de corazón, se detectó que la paciente sufría COVID-19 mediante una prueba de cribaje (PCR).
El trasplante de corazón pudo llevarse a cabo dos semanas más tarde. “La intervención se realizó un mes después de que la menor sufriera la neumonía a causa de la COVID-19, superado el periodo de 21 días de seguridad recomendados después de la completa resolución de todas las manifestaciones clínicas de la enfermedad”, detalla Joan Balcells, jefe de la UCI Pediátrica de Vall d’Hebron. “Además, se le realizaron dos pruebas PCR, separadas por un periodo de 48 horas y que salieron negativas, para asegurar que su recuperación era total”, añade Joan Balcells.
Trece trasplantes durante el estado de alarma
Vall d’Hebron ha realizado un total de 13 trasplantes desde el 13 de marzo, cuando se declaró el estado de alarma por la pandemia de COVID-19: dos trasplantes hepáticos infantiles y dos a pacientes adultos, dos trasplantes renales infantiles y cinco a pacientes adultos, un trasplante de pulmón a adulto y uno de corazón a un paciente pediátrico. En el conjunto de Catalunya, entre el 13 de marzo y el 13 de mayo se realizaron un total de 23 trasplantes. En todo el Estado se han hecho 206 trasplantes.
De acuerdo con las recomendaciones de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y la Organización Catalana de Trasplantes (OCATT), durante los peores momentos de la pandemia de COVID-19 la actividad de trasplantes se ha restringido a los pacientes en situación de urgencia y que presentan mayor gravedad clínica, así como a los pacientes con más dificultades para recibir un trasplante, como son los menores de edad, por la dificultad de encontrar órganos.