La decisión llega a los 30 días de la primera alerta por la nueva enfermedad lanzada por China el pasado 31 de diciembre y después de que el número de afectados por el patógeno se haya multiplicado en la última semana hasta 9.700 casos confirmados y 213 muertos. De ellos, más de 80 enfermos han sido diagnosticados en 19 países fuera de China.
La declaración de la emergencia supone la coordinación entre los países bajo el marco de la OMS en la elaboración y aplicación de medidas preventivas y planes de contingencia, algo que extiende sus efectos a cuestiones de enorme repercusión económica, política y social, como son el cierre y controles en fronteras, las restricciones en el movimiento de personas y mercancías y la adopción de todo tipo de medidas de prevención, entre otras.