Tras sufrir un infarto de miocardio, comienza un periodo de incertidumbre en el que la persona desconoce cómo afrontar su nueva situación. Por ejemplo, el paciente no sabe qué niveles de ejercicio puede realizar o qué alimentación seguir. La rehabilitación cardiaca consiste en un programa terapéutico, multidisciplinar, donde intervienen diferentes profesionales sanitarios como cardiólogos, médicos rehabilitadores, fisioterapeutas, enfermeras, nutricionistas, psicólogos, médicos de familia, endocrinólogos, urólogos, e internistas. Todos ellos, de forma coordinada, abordan todos los aspectos para que tras la cardiopatía que presentan la persona se incorpore a su vida sociofamiliar y laboral de la manera más óptima. El objetivo es corregir todos los factores que influyen en dicha cardiopatía para evitar su progresión.
Para ello se abordan tres aspectos esenciales como el entrenamiento físico, educación sanitaria y la psicoterapia. A través del ejercicio físico, siempre adaptado e individualizado a cada persona, se consigue el fortalecimiento del músculo cardiaco que a su vez repercute en unos efectos beneficiosos.
Por otro lado, está la educación sanitaria con la que a través de charlas grupales o intervenciones individuales se da información y recomendaciones sobre hábitos de vida cardiosaludables que incluye una dieta adecuada, ejercicio físico y el control de todos los FRCV junto con el cumplimiento adecuado de la medicación y el control de problemas asociados como la disfunción eréctil.
Tras un infarto de miocardio aproximadamente el 30-50% de las personas padecen depresión y/o ansiedad, siendo la depresión un factor de mal pronóstico. Esto repercute tanto a nivel socio-familiar como laboral, dificultando la reincorporación laboral. En este programa se ayuda con técnicas de autocontrol y relajación (psicoterapia).