Estos 90 compromisos se suman a los documentos firmados en años anteriores, que el 2017 fueron 85, en 2016 un total de 114, y que en 2015 llegaron a los 146. La mayoría las familias firman el compromiso en una sola ocasión, antes de un viaje. Sólo lo vuelven a firmar si lo consideran necesario para reforzar la voluntad de no mutilar.
Este es una de los datos presentados en el transcurso de la reunión anual de las mesas locales y del grupo de trabajo provincial de prevención de la Mutilación Genital Femenina (MGF) y los Matrimonios Forzados (MF. En el encuentro también se informó de los resultados de la iniciativa de formar a hombres de las comunidades practicantes de MGF con el objetivo de dotarlos de herramientas para que puedan incidir como agentes de prevención y cambio respecto a esta práctica, iniciativa que se pretende extender por toda Cataluña.
Durante el 2018 se formaron a 14 hombres, que en el mismo año ya impartieron cuatro talleres en los que participaron unos 50 hombres más.
Las comunidades donde hay riesgo de MGF básicamente se encuentran en Gambia, Senegal y Mali. Cabe destacar que una parte creciente de las niñas que se encuentran en riesgo de ser sometidas a la MGF disponen de nacionalidad española.
Se calcula que en la provincia de Girona hay unas 1.400 niñas menores de edad en riesgo de ser mutiladas porque pertenecen a una comunidad que practica la MGF, la la madre y/o hermanas mayores han sufrido mutilación, pertenecen a un grupo familiar practicante que tiene muy presente el mito del retorno al país de origen.
La MGF está reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas, y es una de las máximas manifestaciones de violencia machista. Es una práctica muy dolorosa, física y psicológicamente, y tiene graves consecuencias a corto y a largo plazo. Puede producir hemorragias graves, problemas urinarios, quistes, infecciones, infertilidad, complicaciones en el parto y muerte de los recién nacidos, entre otros.