El estudio muestra que la edad media de las personas es de 86,3 años, que son mayoritariamente mujeres, con un 70,1%, y que un 29,9% vivían solos. Un 23,4% tenía un cuidador formal, un 43,5% un cuidador informal, un 23,4% ambos y un 9,8% no tenía ninguno.
Un 41.6% tenía malnutrición o riesgo de padecerla. Se observó también una presencia significativa de demencia y deterioro cognitivo. De hecho, un 12,6% tenían registrado al ECAP (historia clínica informatizada) que sufrían demencia y un 18,1% presentaba deterioro moderado grave.
Además, según el test de Yesavage, un 47,3% presentaba posible depresión. Un 32,5% suspendía su calidad de vida (según el termómetro EuroQol), y un 24.7% presentaba dificultad para la ingesta de líquidos y sólidos.
La presencia de demencia o deterioro cognitivo, un mayor grado de dependencia y haber sido hospitalizado se relaciona con un mayor riesgo de desnutrición.
Para Paula Garcia, una de las autoras del estudio, "las conclusiones nos muestran que se observa un porcentaje elevado de presencia o riesgo de desnutrición en pacientes en ATDOM. Esto se relaciona con peores valoraciones de la esfera clínica, funcional y mental. Asimismo, hemos podido observar que la presencia de un cuidador, ya sea formal (profesional) como informal es un claro factor protector".
El proyecto de investigación consistió en una entrevista a domicilio de unos 45 minutos, donde se analizaron diferentes variables tanto desde el ámbito clínico (sexo, edad, peso, talla, número hospitalizaciones, etc.), como del ámbito funcional (índice de Barthel, preparación de la comida, ayuda en la comida, disfagia ...), del ámbito mental (examen cognoscitivo de Lobo, depresión a través del Test Yesavage, la calidad de vida a través del termómetro EuroQol) y de la esfera social (valoración sociofamiliar con el Test Gijón, situación económica, unidad de convivencia, cuidador principal y características, estado civil o nivel de estudios).