Sus causas son variadas, pero se sabe que está estrechamente relacionada con los hábitos de vida sedentarios, una dieta hipercalórica, el sobrepeso y la diabetes, entre otras patologías asociadas al denominado síndrome metabólico.
En nuestro país se estima que el 25% de la población adulta tiene hígado graso y aproximadamente un 5% han desarrollado esteatohepatitis no alcohólica, con un grado de fibrosis variable. En los últimos años se ha visto un rápido incremento de los casos de cirrosis hepática causados por esta enfermedad y de indicaciones de trasplante hepático. En Estados Unidos, la esteatohepatitis no alcohólica constituye ya la primera causa de trasplante hepático en mujeres y la segunda en varones, lo que pone en perspectiva el problema de salud pública al que nos enfrentamos.
En el momento actual no se dispone de ningún tratamiento médico que actúe selectivamente sobre los mecanismos que desencadenan el depósito de grasa o de los que activan los procesos de inflamación y fibrosis, aunque hay un número importante de ensayos clínicos en fases avanzadas con resultados prometedores. Las únicas medidas que han demostrado un beneficio objetivo son el cambio en los hábitos de vida, la pérdida de peso y el ejercicio físico.
Desde la AEEH y la FNETH se suman a la jornada con el establecimiento de mesas informativas por todo el territorio nacional y continuando con su labor de investigación colaborativa, básica y clínica a través del registro HEPAMET promovido por la AEEH y el CIBEREHD.