Los síntomas iniciales de la meningitis -tanto bacteriana como vírica- pueden ser similares a los de infecciones víricas como la gripe. Este hecho, unido a qué en muchos casos, los pacientes experimentan síntomas leves que a menudo desaparecen sin tratamiento, hace que desde la SEN se estime que existen muchos casos que no se llegan a diagnosticar. Sin embargo, es importante tener en cuenta que en el caso de que se experimente fiebre, dolor de cabeza continúo e intenso y especialmente confusión, vómitos, convulsiones, petequias (manchas en la piel) y/o rigidez en el cuello podemos estar ante una forma grave de meningitis y es necesario buscar atención médica urgente.
“Aunque la meningitis bacteriana no es una enfermedad frecuente, conlleva una elevadísima mortalidad sin tratamiento, por lo que es una auténtica emergencia médica. Puede empeorar muy rápidamente, lo que hace que entre un 10 y 20% de los pacientes que la sufren fallezcan o permanezcan con graves secuelas”, explica Santiago Trillo, cordinador del Grupo de Estudio e Neurología Crítica e Intensivista de la Sociedad Española de Neurología. “En las últimas décadas en España, gracias a la introducción de nuevas vacunas frente a las bacterias más frecuentes que causan meningitis (Haemophilus influenzae b, Neisseria meningitidis C y Streptococcus pneumoniae) la incidencia de casos ha disminuido. Por ejemplo, la enfermedad meningocócica, una de las más graves, suponía más de 2.100 casos al año en 1997, mientras que los últimos datos de 2016 registraron un poco más de 300 casos. Además el desarrollo de antibióticos ha mejorado el pronóstico de esta infección. Sin un tratamiento rápido y adecuado, esta enfermedad puede dejar secuelas como pérdidas sensoriales –principalmente sordera-, daños cerebrales, incluso daños en los tejidos del cuerpo que pueden llevar a la amputación de extremidades”.
La SEN estima que casi el 90% de los casos de meningitis se producen por infecciones causadas por agentes –principalmente neumococos y meningococos- que pueden transmitirse al estornudar, al toser o con el intercambio de saliva. “Las vacunas siguen siendo la forma más efectiva que tenemos de prevenir las enfermedades infecciosas. Y puesto que la meningitis se puede contagiar entre personas que conviven en un mismo espacio, es importante mantener la inmunidad de grupo. Dentro del calendario vacunal propuesto por la Asociación Española de Pediatría para 2019 se observa que disponemos de vacunas eficaces frente meningococo C, B (el más frecuente en Europa Occidental), A, W e Y, neumococo y haemophilus. Además, algunas de estas vacunas se encuentran financiadas e incluidas en los calendarios de vacunación de las diferentes comunidades autónomas”, destaca Santiago Trillo.
Aunque la meningitis puede aparecer a cualquier edad, niños menores de 5 años y jóvenes de entre 15 y 24 años son los grupos de edad en los que con mayor frecuencia se dan casos de meningitis bacteriana.