La valoración del crecimiento y estado nutricional de los niños es una e las principales responsabilidades de los pediatras de Atención Primaria, y se lleva a cabo de manera sistemática en toda la población a través de los programas de salud infantil. Para ello existen tablas normalizadas de percentiles, que permiten evaluar el estado de cada niño, comparando medidas antropométricas sencillas como la talla y el peso con las medias de la población para cada edad y sexo y detectar, de esta manera, posibles anomalías en el desarrollo. Hasta ahora, el método de referencia para realizar la comparación con estas tablas es el propuesto por el Centro para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), y se basa en un complejo proceso estadístico de ajuste, inferencia y normalización que utiliza datos observados en grandes grupos de niños y adolescentes.
Sin embargo, este método presenta importantes errores de ajuste, lo que puede provocar que, en ocasiones, y para determinadas medidas, los percentiles obtenidos no sean correctos, y, por tanto, los pediatras realicen valoraciones equivocadas.
Esto es especialmente visible para valores extremos, que son desviaciones que aparecen precisamente en trastornos y enfermedades infantiles que alteran el desarrollo normal de los niños.
Según el investigador de la UPV, Antonio Martínez la diferencia fundamental entre el nuevo método sobre los anteriores es que priorizan la naturaleza de los datos observados sobre el ajuste estadístico.
“En 2017 la revista The Lancet publicó un macro-estudio sobre variables antropométricas que confirmaba que la altura y el peso de niños y adolescentes presentan una distribución Gaussiana, a partir de lo cual se propuso un método que permitía un mejor ajuste a la naturaleza del crecimiento infantil. Nosotros, inicialmente desarrollamos distintos modelos, comparando qué tipo de aproximación era capaz de minimizar los errores de ajuste, y posteriormente validamos el mejor de ellos”, apunta Antonio Martínez.
Los resultados obtenidos por los investigadores de la UPV son concluyentes. “El modelo que proponemos aporta un gran elemento de discusión para la comunidad científica, ya que reducimos el error de estimación en más de un 35%, y esto tiene un impacto directo sobre la valoración que hacen los pediatras en cualquier etapa de crecimiento”, destaca el investigador de la UPV.
La utilidad de este nuevo método no solo reside en su uso en pacientes concretos, sino que es aplicable a un amplio abanico de intervenciones, que van desde ensayos clínicos hasta la implementación de programas de Salud Pública o nuevos ajustes en las guias de práctica clínica actuales.