Este documento va dirigido a todos los especialistas implicados en la atención a pacientes con SII, y pretende ser un instrumento de gran utilidad en su práctica asistencial ya que aportar un consenso entre todas las entidades sobre a quién, cómo, cuándo y de qué manera hay que utilizar las dietas de exclusión en el SII.
Además, cuenta con la participación conjunta de la Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo (SENPE), la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), la Sociedad Española de Gastroenterología Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP), la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) y la Asociación de Enfermeras en Nutrición y Dietética (ADENYD), que han aportado su visión y su saber, concluyendo en unas recomendaciones basadas en el conocimiento actual y los consensos de expertos.
Según Francesc Casellas Jordá, responsable del Comité de Nutrición de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) y director científico del documento de consenso, “los pacientes con SII reciben diversos tratamientos de forma continuada no siempre con éxito. Por ello, los pacientes y sus facultativos buscamos estrategias para controlar los síntomas del SII, que muchas veces pasan por modificar los hábitos dietéticos de los pacientes”.
“En general, y de forma cada vez más extendida, se están aplicando dietas excluyendo diversos alimentos. Algunas de ellas son muy drásticas, puesto que afectan a alimentos básicos de nuestra alimentación. Ello no siempre se hace con rigor, con criterios científicos o con una monitorización adecuada. Las dietas de exclusión deben utilizarse con prudencia y únicamente cuando estén indicadas, puesto que podrían tener efectos perjudiciales sobre el estado nutricional y la salud en general” explica Rosa Burgos Peláez, miembro Comité de Nutrición de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), coordinadora del proyecto y secretaria de la Sociedad de la Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo.
Según Casellas, “numerosos estudios señalan el papel potencial de la dieta como desencadenante de los síntomas de SII. Siendo las modificaciones o restricciones dietéticas el mecanismo más frecuentemente empleado por los pacientes para tratar de controlar los síntomas, de forma que en el 62% de los casos, los pacientes restringen su dieta sin el consejo del gastroenterólogo o el nutricionista, encontrándose entre las restricciones más frecuentes la exclusión de alimentos con lactosa, trigo, ciertas frutas y verduras”.
Dos estudios han demostrado que la dieta baja en FODMAP seguida durante 3-4 semanas produce una disminución de bifidobacterias. Por lo que se ha demostrado que los pacientes que sufren SII presentan un contenido reducido de bifidobacterias en las heces y que hay una relación negativa entre la abundancia fecal de estas bacterias y el dolor abdominal.
En el caso de la lactosa, los pacientes con SII no tienen más grado de malabsorcion que la población general, pero si mayor grado de intolerancia, ya que son especialmente sensibles y, por lo tanto, en ellos los síntomas son más intensos y sobre todo “peor vividos” que en la población general.
Además, en este momento no se puede recomendar excluir universalmente el gluten en enfermos con SII, ya que la evidencia es limitada por la pobre calidad de los estudios realizados. Sin embargo, existe un elevado porcentaje de la población general (que se estima en un 0,5%) que ya hace una dieta sin gluten (DSG) por creer que es más saludable o por mejora de síntomas gastrointestinales.