«La aparición de la disfunción eréctil en un paciente con diabetes, sea cual sea su edad, nos está indicando que se ha alterado el endotelio, lo que impide la correcta vascularización de los cuerpos cavernosos del pene. Con nuestro estudio hemos comprobado que este trastorno es un buen predictor de un futuro deterioro de las arterias a nivel general y, por tanto, es la primera señal para que el paciente sea controlado y se realice las pruebas pertinentes para evitar un infarto, un ictus o cualquier otro tipo de accidente vascular», explica Antonio Hernández Mijares, jefe del servicio de endocrinología del Hospital Universitario Doctor Peset.
Tradicionalmente, la relación entre la disfunción eréctil y la cardiopatía isquémica estaba bien establecida, puesto que se sabe que casi la mitad de los hombres con disfunción eréctil han tenido un infarto de miocardio previamente. Lo que no se había estudiado hasta la fecha era la prevalencia de la cardiopatía isquémica silente (no diagnosticada) en pacientes diabéticos sin antecedentes de patología cardiovascular y su relación con la disfunción eréctil como primera señal de la presencia de daño arterial.
Riesgo cuatro veces mayor
Para realizar el estudio se dividieron los participantes en dos grupos: diabéticos con disfunción eréctil y diabéticos sin disfunción eréctil. Después se realizaron distintas pruebas como electrocardiograma, ecocardiografía, monitorización con Holter y pruebas de esfuerzo para diagnosticar posibles daños coronarios. En aquellos pacientes en los que se detectó algún tipo de afectación se realizaron angiografías y cateterismos cardiacos para solucionar los problemas cuando era necesario.
«En todos los casos estábamos ante pacientes sin sintomatología de patología cardiaca y que no sabían que sus arterias estaban dañadas. Lo que les unía era que la inmensa mayoría de los afectados pertenecían al grupo con disfunción eréctil», apunta el Hernandez Minares.
De hecho, en el estudio se llegó a la conclusión de que los pacientes con diabetes tipo 2 que además tenían disfunción eréctil en distintos grados presentaban cuatro veces más cardiopatías isquémicas silentes (no diagnosticadas anteriormente a la investigación) que aquellos pacientes con diabetes tipo 2 sin disfunción eréctil.