La principal conclusión del estudio, como explica Montes, es que «la intervención telefónica no solo fue eficaz para mejorar la adherencia, sino que fue especialmente más efectiva en aquellos pacientes que previamente al estudio tenían una mala actitud hacia la medicación antipsicótica, con cuatro veces más probabilidades de responder que el grupo de pacientes que, inicialmente, tenían una buena percepción del tratamiento».
El estudio, en el que han participado 198 centros de salud mental de toda España, incluyó 865 pacientes mayores de 18 años, diagnosticados de esquizofrenia, estables y que tomaban un único fármaco antipsicótico oral. Los pacientes fueron divididos en dos grupos: uno, el que recibió la intervención, que consistía en una llamada telefónica de una enfermera especializada en salud mental a las 4, 8 y 12 semanas de empezar el estudio, y, otro, el grupo control, en el que los pacientes simplemente fueron citados para una consulta 4 meses después de su inclusión en el estudio. Cada llamada telefónica consistió en una breve evaluación de adherencia terapéutica. con una serie de preguntas sobre el conocimiento del régimen de tratamiento, las dosis y el cumplimiento, o no, del mismo.
Así, el estudio demostró que «un porcentaje significativamente alto de pacientes en el grupo de intervención mejoró la adherencia al tratamiento al final del estudio en comparación con el grupo control (25,7% frente a 16,8%)», según explica Montes. Además, cabe destacar que la mayoría de los pacientes que iniciaron el estudio también lo finalizaron.
El estudio sugiere también que la intervención telefónica mejora la percepción del tratamiento antipsicótico en algunos pacientes y que incluso en aquellos que mejoraron la adherencia sin mejorar su actitud frente a la medicación, la intervención actúa como recordatorio, aumentando el número de días que los pacientes toman la medicación tal y como se les prescribió.