En este estudio se destaca que los jóvenes y adolescentes, además de los consumidores de drogas por vía parenteral, son los grupos que muestran una más baja percepción de riesgo de contagio por SIDA. Asimismo, se asegura que, aunque la información sobre la prevención y riesgo del contagio de SIDA aumenta, el conocimiento no es suficiente para lograr cambios de comportamiento. Según el trabajo, los jóvenes piensan que manteniendo relaciones sexuales esporádicas no se contagian y el preservativo lo utilizan más como medida preventiva ante el embarazo que para protegerse de las enfermedades de transmisión sexual. Además, los jóvenes entienden el sexo no protegido como un facilitador de mayor acercamiento e intimidad con la pareja.
En el trabajo se pone de manifiesto que los consumidores de drogas siguen compartiendo agujas y jeringas. Además, se señala que se percibe el riesgo en función de la apariencia de la persona, dependiendo si parece que está sana o enferma, de manera que se tienen relaciones sexuales con personas «aparentemente sanas». Entre los que se dedican a la prostitución, según la investigación, se encuentran a diario que tienen que defender su derecho a la salud y la prevención, ya que muchos clientes piden servicios sin preservativo a cambio de más dinero.
Para Anna Berenguera, investigadora principal del proyecto, «hay que conseguir cambios en la conducta, por ello en el futuro se deberá mejorar el abordaje socio-ecológico de la percepción del riesgo de contagio por SIDA. Es importante que se consideren todos los aspectos que influyen en los hábitos saludables de las personas, tanto los individuales, como sociales y culturales».