Eva Martínez Moragon, jefe de Servicio de Neumología y responsable de la Unidad de Asma del Hospital Universitario Dr. Peset, señala que “es muy importante luchar contra la exposición al tabaco y que los adolescentes no empiecen a fumar puesto que el riesgo relativo de desarrollar asma es 3,9 veces mayor en los fumadores, en comparación con los no fumadores”, alerta la experta. “El tabaquismo materno, tanto durante el embarazo como después del nacimiento, tiene consecuencias sobre el riesgo de padecer sibilancias o asma durante la infancia mientras que el tabaquismo pasivo y por supuesto el activo favorecen el desarrollo del asma tanto en adolescentes como en adultos”, explica Moragon.
Además de ser un factor de riesgo en el desarrollo del asma, el tabaco perjudica la evolución de la enfermedad. “En los asmáticos que siguen fumando es más frecuente que tengan síntomas a pesar del tratamiento, peor control clínico, que sufran más agudizaciones y que tengan un asma más grave, con una pérdida acelerada de la función pulmonar. La magnitud del problema es amplia, pues hasta el 20-25% de asmáticos son fumadores en algunas series”, advierte la doctora del Hospital Universitario Dr. Peset.
El asma afecta a 334 millones de personas y es ya uno de los trastornos crónicos más frecuentes a nivel mundial. De continuar con el actual crecimiento poblacional, en el año 2025 el número de personas con asma aumentará en 100 millones, convirtiéndose en la enfermedad crónica más prevalente de la infancia y suponiendo una de las principales causas de los costes sanitarios.