Las personas con más de 65 años registran las mayores tasas de letalidad por accidentes de tráfico, superando incluso a la de los jóvenes. Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) referidos a 2016, el número aproximado de conductores mayores de 65 años superaba los 3,8 millones; durante este mismo año, los mayores de 65 años implicados en accidentes de tráfico con víctimas representaron el 11% del total de accidentes acaecidos en nuestro país.
El envejecimiento poblacional es un hecho constatado en los países desarrollados, y España no es una excepción. A nivel global, los mayores de 65 años representan en el momento actual el 19% de la población y el 14% del censo de conductores. Como subraya Eladio Jiménez Mejías, profesor del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Granada, “su letalidad en 2016 fue casi 4 veces superior a la del resto de usuarios de las vías abiertas al tráfico”, según se ha puesto de manifiesto en una mesa que ha tenido lugar en el marco del 39º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN)..
Antonio Gómez Peligros, médico de Familia del Centro de Salud Fernando el Católico (Zaragoza), señala que “la visión, el estado cognitivo y las funciones o habilidades motoras (por ejemplo, la fuerza, la coordinación y la flexibilidad) son tres dominios clave necesarios para la conducción segura”; además, recalca, “una adecuada elección y manejo de los fármacos que utilizan los ancianos, ayudaría a disminuir la tasa de lesiones por tráfico”.
En concreto, en esta sesión informativa se insistió en dar conocer la magnitud de la morbimortalidad por tráfico sufrida por los mayores de 65 años; además, se revisaron las principales herramientas que posee el médico para contribuir, al menos en parte, a la reducción de este importante problema de salud pública. A juicio de Gómez Peligros, que es miembro del Grupo de Trabajo de Actividades Preventivas y Salud Pública de SEMERGEN, “desde la AP es necesario realizar actividades preventivas para disminuir las lesiones por tráfico, y diferentes instituciones nacionales e internacionales así lo recomiendan”.
Concretando las actuaciones que puede desarrollar el médico de familia para prevenir las lesiones de tráfico, Gómez Peligrosos apunta 5 apartados básicos a tener en cuenta:
- Historia clínica: evaluación de los hábitos de conducción y revisión de la historia clínica en busca de fármacos y enfermedades que puedan interferir en la conducción
- Enfermedades: evaluación de las enfermedades que presenta, priorizando el estado funcional y las complicaciones que desencadenan
- Fármacos: prescripción preferente de aquellos medicamentos que no interfieran en la conducción y, si no es posible, minimizar sus efectos
- Consejos: sobre distracciones, consumo de alcohol, hábitos de conducción,…
- Evaluar si existe riesgo de conducción insegura
La Atención Primaria de Salud es el nivel asistencial más comúnmente frecuentado por los mayores de 65 años (muchos de ellos conductores en activo). El médico de Familia posee, en general, un adecuado conocimiento sobre las patologías y los fármacos que consume el anciano, y dispone de la información sobre el contexto familiar y social que rodea a estos pacientes. Todo ello, a juicio de Eladio Jiménez, que es miembro de los Grupos de trabajo de Actividades Preventivas y Salud Pública y Medicina Basada en la Evidencia de SEMERGEN, “sitúan a este profesional en una posición privilegiada, tanto para identificar conductores potencialmente de riesgo como para llevar a cabo estrategias preventivas de la accidentalidad por tráfico en este colectivo”.