Para el secretario de la SETH, José Mateo “el tromboembolismo venoso (TEV) es la principal causa de mortalidad prevenible en hospitales, por eso es muy importante que tanto los profesionales como pacientes sepan reconocer los síntomas de la enfermedad para llamar la atención sobre el diagnóstico y empezar el tratamiento rápidamente y evitar complicaciones futuras".
Este año el Día Mundial de la Trombosis se centra en la problemática del TEV en el paciente hospitalizado. Se calcula que existen aproximadamente 12 millones de personas hospitalizadas por procesos médicos agudos en Europa y que dicha hospitalización es la causante de un 25% de los casos de TEV.
Para la SETH “es de necesario conocimiento que tras el alta hospitalaria existe una situación de riesgo adicional, lo que obliga a emplear medidas preventivas contra la trombosis”, explicó el Dr. Mateo. Hasta un 60% de los casos de TEV ocurre durante o después de una hospitalización. Además, el TEV “es una causa importante de pérdida de años de vida ajustados por calidad (Quality Adjusted Life Year en terminología inglesa), mucho más que otras enfermedades como la neumonía hospitalaria o la sepsis y las reacciones adversas a medicamentos”.
El TEV es una causa importante de muerte y discapacidad en todo el mundo; representa la tercera causa de mortalidad cardiovascular tras el infarto agudo de miocardio y el ictus. El TEV es responsable de más muertes cada año que la combinación de cáncer de mama, VIH y accidentes de tráfico, datos que muchas personas desconocen y por eso queremos insistir en la importancia de la prevención, como en muchas enfermedades”, explicó el presidente de la
SETH, José Antonio Páramo.
Prevención del TEV en pacientes hospitalizados
El TEV constituye una causa importante de muerte que puede prevenirse en los hospitales si se instauran las medidas preventivas adecuadas. Tal como señala Páramo, “numerosos estudios han demostrado que el empleo de fármacos anticoagulantes, fundamentalmente heparinas de bajo peso molecular por vía subcutánea y anticoagulantes orales directos, consigue una reducción del 50-60% de eventos trombóticos, sobre todo en pacientes hospitalizados a causa de un procedimiento de cirugía mayor”.
Las medidas farmacológicas, además, “deberán ir acompañadas de otras físicas, como la movilización precoz y el empleo de medias elásticas. La estrategia de tromboprofilaxis debe ser individualizada teniendo en cuenta las características del paciente y su riesgo hemorrágico”, añadió.
Para Páramo, presidente de la SETH, “no existe suficiente conocimiento entre la población general sobre esta enfermedad. En encuestas realizadas la concienciación sobre el problema del TEV es mucho menor que la que se tiene sobre otras enfermedades, como el infarto de miocardio, el ictus, la hipertensión, el cáncer de mama, el cáncer de próstata y el SIDA. Además, menos de la mitad de los adultos conoce que la trombosis puede prevenirse”.
Determinados factores y situaciones pueden aumentar el riesgo de desarrollar un coágulo potencialmente mortal. El riesgo más alto de padecer la enfermedad va asociado a episodios de cirugía mayor, la hospitalización y la inmovilización prolongada o presentar alteraciones genéticas que favorezcan la coagulación de la sangre. Otros factores como la edad avanzada, presentar antecedentes familiares de coagulopatías y tratamientos como la quimioterapia, terapias de reemplazo hormonal y anticonceptivos orales pueden favorecer la aparición del TEV.
“Es misión de los hospitales, sistemas de salud, legisladores y organizaciones encargadas de la calidad hospitalaria de todo el mundo hacer que el protocolo de prevención de TEV sea un tema prioritario de seguridad del paciente hospitalizado”, concluye Páramo.