En el informe Prevención del ictus: Evolución desigual, patrocinado por la alianza Bristol-Myers Squibb-Pfizer, se analizaron 20 países y se observó que los esfuerzos por controlar a las personas con factores de riesgo de ictus, como la FA y la hipertensión, varían en gran medida incluso en países con un sistema sanitario bien establecido y economías desarrolladas.
Según afirma Becca Lipman, editora de la división líder de EIU y de este informe,"con 6,2 millones de muertes, el ictus es la segunda causa principal de muerte a escala mundial, aunque podrían prevenirse cerca del 80 % de los casos. "
Bristol-Myers Squibb y Pfizer han patrocinado la iniciativa Preventing Stroke: Unven Progress, dirigida por The Economist Intelligence Unit (EIU). La EIU investigó los avances en la prevención del ictus y las políticas relacionadas de 20 países diferentes: Alemania, Australia, Bélgica, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, México, Países Bajos, Noruega, Rusia, Arabia Saudita y Sudáfrica, Suecia, Turquía, el Reino Unido y los Estados Unidos. La EIU elaboró un sistema de puntuación para evaluar el desempeño de cada país en cuatro categorías diferentes y realizó entrevistas en profundidad con expertos en salud cardiovascular e ictus, que se incluyeron en el informe final.
Para el informe Prevención del ictus: Evolución desigual se consideraron los esfuerzos en medidas para evaluar y reducir los riesgos de ictus en diferentes aspectos, incluyendo la concienciación, las prácticas de detección y las políticas. Algunos de los hallazgos clave son:
- Existe una desconexión entre las buenas prácticas establecidas y la práctica clínica cotidiana. Por ejemplo, hay lagunas en la formación de los profesionales sanitarios sobre la identificación y el tratamiento adecuado de los riesgos de ictus.
- La detección de la FA y la hipertensión sigue siendo baja y no se realiza con regularidad en la práctica clínica.
- Las políticas futuras deberían centrarse en estrategias para mejorar el conocimiento de los factores de riesgo de ictus, implementar exámenes sistemáticos y oportunos e incluir enfoques de intervención sanitaria tanto individuales como a nivel poblacional.