Según destaca Julio Doménech, profesor de Medicina del CEU-UCH y jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Arnau de Vilanova, que ha dirigido el estudio, “el objetivo de este ensayo clínico ha sido evaluar la eficacia en el dolor lumbar y la discapacidad de un programa de sesiones presenciales de TCC añadidas a la rehabilitación, a corto y medio plazo, comparándolo con el tratamiento rehabilitador aislado. Y también hemos medido la eficacia del TCC cuando las sesiones presenciales de la Escuela de Espalda son reforzadas con el seguimiento por parte del paciente a través de Internet y de su móvil, para promover su adhesión al tratamiento”.
El estudio se ha realizado sobre un total de 200 pacientes diagnosticados de lumbalgia crónica inespecífica, que han sido evaluados en cuatro momentos: antes de aprender estos comportamientos y pautas mentales de afrontamiento del dolor crónico en la Escuela de Espalda, justo al finalizar las sesiones y a los 3 y 6 meses de haberlas seguido. En todos ellos se evaluó, mediante cuestionarios validados, el nivel de dolor, el grado de discapacidad, la calidad de vida, las comorbilidades, las creencias y actitudes maladaptativas sobre su dolor, las estrategias de afrontamiento del dolor y la satisfacción con el tratamiento.
Mejora en el dolor y la discapacidad.
En el ensayo clínico, realizado por investigadores del CEU-UCH, la Universitat Jaume I (UJI), la Uiversidad de Valencia (UV) y el Arnau de Vilanova, se dividió a los 200 pacientes participantes en tres grupos: el grupo control, que recibió sesiones individuales presenciales de Escuela de Espalda; el grupo TCC, que recibió sesiones de terapia cognitivo-conductual presenciales grupales; y el grupo TCC+TIC, que complementó las sesiones con apoyo de un programa online desarrollado por investigadores de la UV y la UJI . Todos los pacientes recibieron, paralelamente, el mismo tratamiento rehabilitador. Según destaca Doménech, “en los tres grupos se produjo una mejoría significativa y clínicamente relevante en el dolor y la discapacidad como resultado de la participación en la Escuela de Espalda, tanto de forma inmediata, como en los controles realizados una vez transcurridos 3 y 6 meses”.
Además, añade, “tanto los pacientes que participaron en las sesiones grupales de la Escuela de Espalda, como aquellos que reforzaron el seguimiento a través de Internet y del móvil, mostraron una significativa reducción del dolor, una mejoría en la calidad de vida y mayor satisfacción con el tratamiento, en comparación con la rehabilitación aislada. Aunque, pese a lo esperado, entre estos dos grupos, con y sin sesiones virtuales, las diferencias en el dolor, la discapacidad y en la calidad de vida no fueron clínicamente significativas”.