En dicho documento el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña (CCMC) recuerda a los profesionales de la medicina cuáles son las conductas correctas, de acuerdo con la buena praxis y el Código de Deontología, que deben guiar su actuación en el tratamiento de estos pacientes, que son especialmente vulnerables y están sometidos a gran sufrimiento.
El documento de posición del CCMC insiste en los siguientes aspectos que deben guiar la actuación de los médicos:
- El paciente oncológico está sometido a un elevado sufrimiento e incertidumbre y esto hace que sea especialmente vulnerable.
- La información al paciente sobre los beneficios esperados de los tratamientos que disponen de la mejor evidencia disponible debe ser rigurosa, comprensible, medida, prudente y esperanzadora, sin crear, sin embargo, falsas expectativas.
- Hay que respetar el derecho del enfermo de no ser informado, pero nunca bajo este pretexto se puede aceptar la mentira, el engaño o la confusión.
- Hay que respetar también el derecho del paciente a rechazar total o parcialmente un tratamiento, pero siempre que antes haya sido informado de las consecuencias previsibles.
- Dado que los tratamientos oncológicos evolucionan constantemente, hay una formación y actualización constantes por parte de los profesionales para tratar a los pacientes con las mejores garantías.
- El enfermo de cáncer requiere una atención multidisciplinaria que integre tanto los aspectos médicos como los psicosociales.
- Los cuidados paliativos pueden ser necesarias como tratamientos desde las etapas iniciales de la enfermedad hasta la curación o en el acompañamiento al final de la vida. Su objetivo es la atención al dolor y otros síntomas, así como ofrecer apoyo emocional, social y espiritual.
- El médico no puede utilizar procedimientos ni prescribir medicamentos con los que no esté debidamente familiarizado y que no estén basados en la evidencia científica o en la eficacia clínica, aunque el paciente consienta o lo solicite.
- Algunas terapias complementarias pueden suponer, en ocasiones, una ayuda para que los enfermos puedan hacer frente a la enfermedad. Es deseable que estos procedimientos se ofrezcan integrados en el mismo equipo de oncología o de cuidados paliativos que trata al paciente. Su supuesta inocuidad no justifica la indicación de cualquier terapia sin evidencia científica.