De hecho, la bioética forma parte de las competencias esenciales del programa de la especialidad de medicina de familia, junto con la comunicación, el razonamiento clínico y la gestión de la atención. Por ello, Planes cree que "la reflexión ética debe hacernos mejores médicos de familia y, por tanto, debería ayudarnos a ser más eficientes, a hacerlo mejor incluso en menos tiempo. Nos debe permitir, por ejemplo, saber dar valor a lo que es importante, no perder el tiempo en registros inútiles o en controles vacíos de contenido y ganar ese tiempo para esa persona (por ejemplo alguien en el final de vida) que realmente nos necesita".
El documento no responde a una mala valoración y percepción de los pacientes con sus médicos de familia. De hecho, los médicos de familia siempre reciben una alta valoración por parte de los pacientes. Como dice Planes: "esto es bueno, y un buen indicador. Suponemos, por tanto, que tienen una buena percepción de nosotros, y a menudo nos lo manifiestan en la consulta. Pero hay que estar dispuestos a seguir haciéndolo bien e intentar mejorar. Y, probablemente la mejora en la aplicación de nuestros valores, nuestro compromiso, es un buen camino. Las personas esperan de nosotros lealtad, proximidad, respeto ... y no sólo capacitación técnica".
Ahora bien, esta reflexión ética que hace responsables a los médicos de procurar hacerlo bien, también debe llevar, según concluye Albert Planes, "a denunciar aquellas situaciones que nos limitan, nos hace responsables de denunciar la falta de tiempo que padecemos, que no es debida a una alta presión asistencial (ésta depende más bien del propio profesional) sino de la falta de profesionales para que injustamente y equivocadamente las autoridades sanitarias, incluso en tiempos de crisis, han seguido priorizando la atención hospitalaria ".
Algunas de las reflexiones del documento
Entre las ideas que se exponen para definir un buen médico de familia encontramos:
- Prioriza la atención de los pacientes por encima de todos los demás objetivos y tareas.
- Es consciente de que las necesidades de los pacientes en atención primaria son imprevisibles y es capaz de flexibilizar su horario para dedicar tiempo a la atención directa.
- Atiende a los pacientes que lo necesitan en el momento que lo necesitan, utilizando todos los medios a su alcance para favorecer el acceso a sus servicios (agenda, correo electrónico, teléfono).
- Practica la virtud de la humildad en cuanto a sus conocimientos, nivel cultural o social, para evitar que el paciente se sienta incómodo.
- Pide consentimiento para realizar exploraciones físicas y complementarias tras explicar la razón por la que conviene hacerlas.
- Identifica y saluda al paciente y acompañantes cuando entran a la consulta
- Atiende con trato amable y humano.
- Adapta la información a las capacidades del paciente, procurando evitar el sesgo de las propias creencias personales.
- Evita medicalizar la vida y trabaja para retirar los fármacos fútiles, innecesarios, de utilidad dudosa o que aporten más riesgos que beneficios.
El proceso de elaboración del documento
El documento de buenas prácticas surgió fruto de los debates de las reuniones del Grupo de Ética en la primavera de 2013, y tras varios debates en abril de 2015 se realizó una jornada de trabajo, abierta a todos los socios de CAMFiC y donde se pudo colaborar en el contenido del documento.
La versión que salió se presentó a la Junta de la CAMFIC en noviembre 2015 y partir de marzo de 2016 se hizo un envío telemático periódico de valor por valor a todos los socios de la CAMFIC, para saber si estaban o no de acuerdo con las frases del documento, y añadieran los comentarios que creyeran oportunos. Participaron un total de 200 socios. Con los resultados de la encuesta se volvió a revisar por parte del Grupo de Ética, valorando tanto el grado de aceptación del concepto como las sugerencias, hasta llegar, este 2017 al documento final.