"El análisis realizado ha permitido obtener una primera mirada sin sesgos de todo el metiloma de las células tumorales en tumores sólidos”, explica Manel Esteller, líder del estudio. "No solo hemos comprobado que muchos genes anticáncer ven frenada su actividad de forma específica en los órganos afectados por un cáncer, sino que también hemos demostrado que existen otras alteraciones en regiones cromosómicas lejanas que afectan a estos órganos, ya que en el mundo tridimensional de las células estas secuencias se encuentran en posiciones relativas muy cercanas”.
Es conocido que los genes inhibidores de tumores pierden su función protectora si se les añade una determinada modificación química (“epigenética”, por encima del gen). La principal modificación suele ser una señal de “stop” denominada metilación del ADN. El genoma humano posee 28 millones de puntos candidatos a ser regulados por esta modificación, pero las técnicas más usadas solo permiten estudiar 1 millón de puntos. El estudio del IDIBELL supera esta barrera.
Paralelamente, la investigación desarrollada muestra que a veces existen fragmentos de ADN largos en los que todos los genes vecinos sufren alteraciones de la señal química, como si fueran bloques alterados al unísono de forma epigenética.
“Solo hemos abierto la primera tapa de esta caja”, apunta Esteller. “Todos los datos obtenidos en el estudio son ahora accesibles de forma pública y permitirán nuevos análisis bioinformáticos que seguro nos proporcionarán más pistas sobre el origen y progresión de estos tumores”.
Imagen: Ejemplo de tres epigenomas completos en cáncer de colon de un paciente. El círculo concéntrico más interno representa el tejido del colon normal, el intermedio el tumor primario de colon y el más externo la metástasis derivada de ese tumor de colon. A medida que el tumor progresa la representación cambia del color azul oscuro al claro, indicando la perdida de las señales epigenéticas correctas. En la periferia con distintos colores vemos representados los 23 cromosomas humanos.