“Creemos que el Colegio de Médicos de Madrid es el lugar idóneo –explica Miguel Ángel Sánchez Chillón, presidente del ICOMEM- porque fue aquí, en el Aula que lleva su nombre y que se conserva tal y como estaba en aquel momento, donde impartió entre 1892 y 1922 las asignaturas de Histología y Anatomía Patológica; además, en el ICOMEM conservamos material de laboratorio, libros, e importantes fondos documentales (dibujos originales, cartas)”.
En esta línea, Juan del Río-Hortega Bereciartu, sobrino-nieto de Pío del Río-Hortega, uno de los más relevantes colaboradores de Santiago Ramón y Cajal, subraya que “el Prof. Ramón y Cajal y sus principales discípulos son hombres universalmente reconocidos por su aportación a la Ciencia; de hecho es, junto con la Escuela creada por Louis Pasteur en París, la que tiene una mayor proyección científica mundial y no se entiende que no se haya conseguido hacer un Museo para que la sociedad española los conozca y se pueda exhibir y estudiar toda la documentación aún existente”.
Sobre este tema el presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, apunta que “no cabe duda que la puesta en marcha de un museo no es tarea fácil; requiere, cuanto menos, de enorme voluntad, esfuerzo y recursos tanto económicos como materiales”. Sin embargo, resalta: “Los museos de Medicina son fundamentales como transmisores del legado médico, tan prolífico pero, a la vez, tan disperso, de que disponemos en España. Lamentablemente, ni abundan este tipo de instituciones en nuestro país ni de las que hay ninguna ha logrado, hasta ahora, una mínima proyección a nivel internacional”.
Por su parte Juan A. De Carlos Segovia, del Instituto Cajal, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas-CSIC, insiste en esta necesidad: “Desde hace más de diez años he trabajado para que el legado Cajal se conservara. Hicimos un buen inventario pero la mayoría de las cosas no podemos exponerlas por falta del espacio adecuado y se guardan en un pequeño cuarto con temperatura y humedad controladas. Y esto no debe continuar así: es el momento de hacer el Museo y que todos (instituciones, científicos y filántropos) nos impliquemos a fondo”.
Asimismo, De Carlos recuerda que, el pasado mes de mayo, se presentó ante la UNESCO la solicitud de inclusión de los archivos científicos deSantiago Ramón y Cajal y de varios miembros destacados de la Escuela como parte del programa Memory of the World Register (una parte del Patrimonio de la Humanidad); solicitud que ha contado con el total respaldo del Ministerio de Cultura (que es la institución que ha realizado la propuesta) y el apoyo de numerosas sociedades científicas y médicas de carácter nacional e internacional. Además, en dicho programa de la UNESCO, hasta la fecha no figura nada más que un archivo científico: el del físico Nikola Tesla”.
También los descendientes del Prof. Ramón y Cajal, sus tataranietos, Joaquín y Ramón Sastrón, consideran que “su legado no puede estar más tiempo guardado; es necesario que pueda exhibirse y tenga visibilidad a nivel internacional”.
Fernando de Castro Soubriet, nieto de Fernando de Castro Rodríguez, destacado discípulo de Santiago Ramón y Cajal, coincide con todo lo anterior y añade que “parece un ‘delito de lesa patria’ que en España no tengamos todavía un Museo Cajal y de la Escuela Neurohistológica Española, lo que debería remediarse cuanto antes”.
Objetivos
Hacer realidad el Museo Nacional de Cajal y la Escuela Neurohistológica Española es, por tanto, el objetivo final que persiguen todas las partes aquí representadas para reunir, proteger, exponer, divulgar, catalogar y estudiar en profundidad los archivos que se conservan tanto del Premio Nobel como de Pío del Río-Hortega, Fernando de Castro, Rafael Lorente de Nó y Pedro Ramón y Cajal.
Aparte de lo que aún conservan las respectivas familias en sus casas, parte importante de estos archivos se conservan dispersos por diferentes instituciones nacionales y extranjeras. Y se trata de archivos de un incalculable valor científico, histórico, artístico, cultural y también económico, que no han podido ser estudiados y difundidos por no estar centralizados en dicho Museo.
Con la constitución de un Museo Nacional al efecto se podrá atender el interés y demanda por parte del mundo científico, de la cultura y de la sociedad en general, así como ser la génesis de nuevos trabajos de investigación y actos de divulgación de todo tipo. “Con ello, se conseguirá enriquecer la vida científica y cultural de nuestro país, poniendo a España en el lugar que le corresponde por derecho propio en el mapa internacional del estudio de la Neurociencia”, explica. Juan del Río-Hortega Bereciartu.
Además, todos coinciden en que el emplazamiento del Colegio de Médicos de Madrid tiene como valor añadido que se encuentra en el centro histórico de la capital de España y al lado del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo del Prado y el Museo Thyssen-Bornesmisza. Cerca se encuentra, asimismo, el Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC y su Real Jardín Botánico.
“España no debe dejar pasar esta oportunidad y el Colegio de Médicos de Madrid se considera en la obligación histórica y moral de ser el catalizador de todos los intereses y esfuerzos necesarios para que un proyecto tan necesario como justo cristalice pronto y en las mejores condiciones para convertirse en referente mundial de la Neurociencia, la Medicina y la Cultura”, afirma el presidente del ICOMEM.