Silvia Estebarán
El acto estuvo moderado por Bartolomé Beltrán y contó con la presencia de Pedro Pérez Segura, oncólogo del Hospital Clínico San Carlos; David Jiménez, neumólogo del Hospital Ramón y Cajal; Pilar Llamas, hematóloga del Hospital Fundación Jiménez Díaz; José Luis Llisterri, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN); Rafael Martínez, vicepresidente de la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN) y Víctor Rodríguez, presidente de la Fundación Más que Ideas.
En palabras de Llisterri, ”para la AP es fundamental la trombosis venosa profunda y sobre todo, la detección de factores de riesgo para establecer una adecuada tromboprofilaxis. Afortunadamente, desde hace unos 10-15 años disponemos de fármacos que se pueden manejar correctamente en atención primaria propiciando que se traslade una patología de enfoque y tratamiento eminentemente hospitalario al ámbito de de la primaria”. Asimismo, el presidente de SEMERGEN hizo un llamamiento a las autoridades sanitarias respecto a la necesaria dotación presupuestaria en instrumental médico que permita diagnosticar precozmente la enfermedad, y descartar aquellos procesos sospechosos de una trombosis. “Sabemos que es necesario derivar rápidamente a un paciente que tenga una pierna hinchada, caliente, roja, etc. pero la utilización de métodos diagnósticos que permitan detectar la trombosis venosa profunda en atención primaria, por ejemplo el dímero D, podría evitar el excesivo trasiego de pacientes a los servicios de urgencias”, afirmó.
Durante la mesa se puso de relieve la importancia de la prevención y la concienciación, y es que la trombosis es la segunda causa de muerte en pacientes con cáncer, sólo por detrás de la progresión de la propia enfermedad. Estos pacientes tienen un riesgo entre 4 y 7 veces mayor de sufrir una trombosis que una persona que no padezca cáncer.
En este sentido, el presidente de la Fundación Más que Ideas, Víctor Rodríguez, señaló la falta de información existente, asegurando que “en el día a día no se le da importancia a la trombosis, sino al tumor y a su tratamiento. Tenemos un desconocimiento de la enfermedad porque el oncólogo o los médicos con los que tenemos relación no nos informan de la trombosis”.
Además, tal y como explicó Pilar Llamas, “a lo largo de la vida todos estamos expuestos a situaciones de riesgo trombótico, y hay mucha más información sobre la trombosis arterial que sobre la trombosis venosa profunda”.
Tratamiento
Los expertos coincidieron en que el tratamiento más adecuado contra la trombosis en pacientes con cáncer es la heparina de bajo peso molecular. Los pacientes con cáncer tienen mayor propensión a sufrir episodios de trombosis nuevos o recurrentes a lo largo de la enfermedad, sobre todo mientras están siendo tratados con medicamentos contra el cáncer. Esta enfermedad tiene el potencial de estimular la coagulación de la sangre, facilitando la formación de trombos. Algunos tratamientos como la cirugía, la quimioterapia, la terapia hormonal y otros tratamientos contra el cáncer también contribuyen a la aparición de la trombosis
En este sentido, Pérez Segura insistió en que uno de los retos médicos para poder controlar mejor esos efectos es analizar los nuevos fármacos que van apareciendo en oncología para tratar el cáncer y “ver qué relación y qué impacto tienen en la trombosis,”.
El riesgo de trombosis, según los especialistas, es mayor en algunos tipos de cáncer que en otros. Durante el debate, Pérez Segura aseguró que “los pacientes que tienen una enfermedad diseminada tienen más probabilidades que los que tienen una enfermedad localizada y que aquellos pacientes que tienen tumores del tipo carcinoma tienen más posibilidades. Por ejemplo, los que tienen cáncer de páncreas o de estómago tienen más riesgo que los que tienen cáncer de mama”.
Finalmente, David Jiménez insistió en la importancia de concienciar sobre esta enfermedad y la necesidad de mayor inversión en investigación y prevención. “La inversión en enfermedad tromboembólica venosa es prioritaria. Tenemos datos que indican que la inversión ha ayudado a que el número de pacientes que mueren a causa de una embolia pulmonar hoy en día es menor a las cifras que teníamos en 2001”.