La diabetes puede ser el paradigma de enfermedad crónica, con una evolución epidemiológica tan rápida en las últimas décadas que la ha convertido en un desafío para los sistemas de atención sanitaria. En España sólo ahora comenzamos a saber con exactitud el alcance del problema a partir de los resultados del reciente estudio Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., que establece una prevalencia del 13,8% y un 6% de diabetes desconocida, o sea, pacientes que no toman ninguna precaución. La carga que esto representa para el sistema sanitario es grande, pero hay que sumar el coste de las complicaciones que ocasiona una diabetes mal controlada: urgencias, ingresos, fallo renal, amputaciones o cegueras, el precio más elevado.
La puesta en marcha de una Estrategia en Diabetes del Sistema Nacional de Salud ha sentado las bases de la intervención como problema de salud pública pero también ha puesto de relieve las desigualdades territoriales en la atención. Los sistemas de medición de la glucosa plasmática permiten la prevención de las complicaciones, pero la gestión de esta herramienta tan importante para el buen control de la diabetes es desigual entre unas comunidades y otras, por no decir deficiente. El acceso a las tiras reactivas no es uniforme para todos los enfermos y en algunos lugares se ha convertido en motivo de conflicto a medida que ha sido objeto de los recortes presupuestarios, coincidiendo con la agudización de la crisis económica, que también ha tenido su efecto sobre el abastecimiento y la disponibilidad de los medicamentos si la comunidad de residencia acumula un exagerado retraso en el pago de la factura farmacéutica, lo que complica un poco más la vida del diabético.
Es innegable el progreso en la atención a la diabetes, pero cabe preguntarse cómo va a hacer el paciente lo que se le pide si no recibe la información y los medios adecuados. Una de las consecuencias más paradójicas de la recesión es que hiciera subir el único tipo de azúcar que no goza de popularidad. En un descuido, la crisis puede hacernos desandar parte del camino por no saber discernir entre las prioridades de salud y de presupuesto, y la investigación en la que reside la esperanza de curación de la diabetes tampoco está a salvo. Dicen que en las situaciones difíciles hay que recurrir tanto a la responsabilidad como al valor y, en último término, a la imaginación. Si los cinco millones de afectados que hay España dieran un euro al año con este fin, sería un interesante motivo de reflexión que tal como andan las cosas no se sabe si llegaremos a ver en realidad.