Los investigadores han estimado que casi el 20% de todas las causas de mortalidad natural (es decir,cerca de 3.000 muertes) podrían posponerse cada año si se cumplieran las recomendaciones internacionales para el desarrollo de la actividad física, la exposición a la contaminación del aire, el ruido, el calor y el acceso a los espacios verdes. Las estimaciones mostraron que la mayor proporción de muertes prematuras prevenibles se debió al aumento de la actividad física, seguida de la reducción de la exposición de la contaminación del aire, el ruido del tráfico y el calor. El acceso a los espacios verdes tuvo efectos directos más pequeños sobre la mortalidad. “El cumplimiento de las recomendaciones podría aumentar la esperanza de vida media en 360 días y un ahorro económico de 9.300 millones de euros cada año”, comenta Mueller.
Según los investigadores, las soluciones a la falta de actividad física y los niveles de exposición a factores ambientales que modifican la mortalidad pueden encontrarse en la planificación urbana y del transporte. La falta de actividad física se asoció con el mayor exceso de mortalidad en Barcelona. “Esto pone de relieve la urgencia de integrar la actividad física en la vida diaria. Ir en bicicleta, caminar y usar el transporte público ofrecen una gran oportunidad para hacerlo, ya que estas formas de transporte proporcionan beneficios para la salud al aumentar la actividad física día a día de forma sencilla”, explica David Rojas-Rueda, coautor del estudio.
Además, los investigadores sugieren que las principales estrategias para luchar contra la
contaminación del aire, el ruido y para mitigar el calor son la reducción del tráfico motorizado a través de la sustitución de modos de transporte de cero y de baja emisión (es decir, el transporte activo y público) y el incremento de áreas verdes urbanas. “A pesar de que los espacios verdes tienen menores efectos directos relacionados con la mortalidad, son una importante herramienta en la gestión urbana y del transporte. Los espacios verdes estimulan la actividad física en la población y además las plantas pueden ayudar a reducir la contaminación atmosférica, son una barrera natural contra el ruido y proporcionan sombra y refrigeración de los alrededores”, especifica Mueller.
“Es necesario examinar de forma más profunda los impactos que tiene el diseño de las ciudades en la salud y remarcamos la necesidad de reducir el tráfico motorizado a través de la promoción del transporte activo y público y la provisión de infraestructura verde, ya que ambos proporcionan beneficios tanto en la participación en actividades físicas como en la mitigación de la contaminación atmosférica, el ruido y el calor”, concluye Nieuwenhuijsen.