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Los biomarcadores se abren paso en el tratamiento personalizado del asma

Entre el 5 y el 10% son casos de asma grave y suponen casi la mitad del coste económico total relacionado con esta enfermedad.

El encuentro anual Espacio Asma, patrocinado por Chiesi con el aval científico de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y de la Asociación Valenciana de Alergología e Inmunología Clínica (AVAIC), ha reunido a expertos de toda España para revisar el papel actual y el futuro de los biomarcadores en la atención del paciente asmático.

“La medicina de precisión o personalizada comienza a ser una realidad en el manejo de las enfermedades alérgicas y de la vía respiratoria. Con la llegada de nuevos tratamientos biológicos, va a ser cada vez más necesario identificar los subgrupos de pacientes que pueden beneficiarse clínicamente de cada uno de estos tratamientos, y para ello es de gran utilidad disponer de biomarcadores diagnósticos y de respuesta al tratamiento”, explica Santiago Quirce, experto del servicio de Alergia del Hospital La Paz (Madrid).

Aunque Julio Delgado, de la unidad de Alergología del Hospital Virgen Macarena (Sevilla), reconoce que aún queda mucho camino por recorrer en este sentido, subraya también que “los biomarcadores están sentando las bases para la medicina personalizada, realizando un traje a medida para cada paciente en comparación con la talla única para todos ellos, que es el paradigma de muchas de las decisiones clínicas actuales”.

Los biomarcadores o marcadores biológicos son “aquellas sustancias utilizadas como indicadores de un estado biológico”, explica Santiago Quirce. “Deben poder medirse objetivamente y ser evaluados como indicadores de un proceso biológico normal, estado patológico (determinadas enfermedades) o de respuesta a un tratamiento farmacológico”, añade.

“Dado el gran número de mediadores implicados en la fisiopatología del asma, es difícil poder disponer de un solo biomarcador útil para su diagnóstico y seguimiento”, advierte Antonio Luis Valero, del servicio de Neumología y Alergia del Hospital Clínic (Barcelona). A criterio de este experto, “un adecuado biomarcador debería poder distinguir entre la enfermedad y la salud con alto valor predictivo positivo y negativo; ser fiable y reproducible en el ámbito clínico; proporcionar información sobre el pronóstico de la enfermedad y los datos clínicos; cambiar con la progresión/gravedad de la enfermedad y normalizarse con la respuesta al tratamiento; y, por último, ser fácil de obtener y evaluar en un entorno clínico habitual y coste-efectivo”.

Los biomarcadores pueden jugar también un papel importante en el tratamiento del asma grave: “se considera que entre el 5 y el 10% de los sujetos con asma padece asma grave, y su tratamiento supone casi el 50% del coste económico total del asma”, señala Valero. La gravedad y el elevado coste económico apremian en la consecución mejoras a nivel terapéutico.

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  • Modificado por última vez en 11 Abr 2016, 15: 30

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